Los bancos llevan tiempo quejándose y alertando de los efectos perjudiciales de la avalancha de regulación con que las autoridades europeas han respondido a la Gran Recesión para tratar de evitar nuevas crisis de tan enorme dimensión. Pero pocas veces con la rotundidad con que lo ha hecho este jueves José María Roldán, presidente de la asociación bancaria AEB. "Si la presión es mucha, al final estás empujando a prestar menos", ha advertido el líder de la patronal de los bancos tradicionales.

El, precisamente, exdirector general de regulación del Banco de España ha criticado la política de "empujón y restricción" por parte de las instituciones públicas. Así, ha puesto como ejemplo que el Banco Central Europeo (BCE), como autoridad monetaria, "empuja" a las entidades a tomar recursos y prestar con su política de tipos bajos. Pero al mismo tiempo, en su área de supervisión, manda un mensaje "tremendamente restrictivo" de que los bancos deben aumentar su capital. Esto último se puede hacer por dos vías: captando fondos en el mercado, lo cual "no es fácil" en un entorno de rentabilidad mermada por los tipos bajos, o reduciendo el balance. Es decir, prestando menos.

Roldán también ha lamentado la "subasta al alza" de los requisitos de capital. La normativa bancaria de Basilea, ha expuesto, fijó un nivel mínimo del 7%, pero las autoridades bancarias europeas después lo subieron hacia el 10% y ahora lo sitúan cerca del 12%. Ello provoca que el "mercado piense que los supervisores ven un daño que los inversores no están viendo" y penaliza la cotización de las entidades. Estados Unidos, ha expuesto, exige menos solvencia, pero en "Europa tenemos el complejo de haber sido demasiado blandos" ante de la crisis. "Por una experiencia de una vez al siglo (la Gran Recesión), podemos poner en peligro la financiación de la economía productiva de los próximos 99 años", ha alertado.

CAFÉ PARA TODOS

El líder patronal, asimismo, ha cargado contra la "homogenización en el tratamiento" de los distintos sistemas bancarios europeos. Así, ha sostenido, las exigencias de capital son similares para entidades como las españolas, con un modelo de negocio muy estable en sus beneficio basado en prestar servicio a los ciudadanos y las empresas, que para otras, más centradas en la banca de inversión y cuyos resultados son mucho más fluctuantes por su dependencia del mercado. "Se está primando un modelo de negocio que puede ser más arriesgado", ha advertido.

Además, ha criticado que los distintos textos de las nuevas regulaciones tengan "más páginas que la Biblia" y ha pedido simplificarlas: "Más no es siempre mejor. Más información puede acabar por confundir al cliente y al inversor". Su última puya ha sido para el tratamiento que se da a los nuevos competidores digitales de los bancos. "Regulamos en función del tipo de entidad, en lugar de por actividad. Vamos a tener un sector bancario muy regulado y la actividad bancaria crediticia va a estar haciéndose en lugares no regulados", ha vaticinado.

Frente a todo ello, Roldán ha asegurado que el sistema financiero español no es un desafío para la economía española a corto, medio o largo plazo, algo de lo que los ciudadanos deben sentirse "orgullosos". El sector, ha concluido, es un "elemento de fortaleza para navegar las posibles turbulencias económicas que puede vivir el mundo en los próximos años", pero el Gobierno debe ser cauto porque la banca no es inmune a "malas políticas sectoriales" y a medidas que perjudiquen a la confianza de los inversores en España.