Isidre Fainé, presidente de la Fundación La Caixa y expresidente de CaixaBank, confirmó ayer durante su comparecencia como testigo en el juicio de Bankia que el exsubgobernador del Banco de España Javier Aríztegui le llamó en la primavera del 2011 para plantearle que su entidad participara en la salida a bolsa de la entidad madrileña. El banquero desmintió así al exalto cargo del supervisor, que el lunes negó en la misma sede haber hecho ese tipo de llamadas, y se alineó con Francisco González, expresidente del BBVA, que también aseguró hace semanas que su banco había sido contactado con la misma intención.

González afirmó que «hubo llamadas de todas las instituciones públicas y privadas» y que el BBVA se resistió a «presiones de todo tipo, políticas, de instituciones y de competidores». Fainé fue ayer más descriptivo y prudente: «Yo era presidente, pero no ejecutivo. Tenía un director ejecutivo, que era Juan María Nin. Recibí la llamada del subgobernador por si queríamos participar en la operación y se la pasé al equipo técnico. Hubo discusiones y es bueno que haya distintos puntos de vista, y decidimos invertir 100 millones».

Salvamento / El banquero confirmó que Jordi Mercader, consejero de la entidad catalana, planteó que el debut bursátil de Bankia suponía una «operación de salvamento» y solo tenía sentido a un precio de 3,75 euros por acción, que suponía un fuerte descuento que amenazaba la viabilidad de la entidad madrileña, pero ha matizado que también hubo otras posiciones. «Hay que ver dónde estábamos en aquel momento, con la segunda recesión. La crisis financiera pasó a ser una crisis económica, de confianza y social. Poco antes, se había producido el rescate de Grecia, Irlanda y Portugal, y España estaba ahí, enfilada», justificó sobre la decisión de invertir.

Fainé defendió que La Caixa pensó que, al precio que finalmente se fijó, la operación podía salir adelante. «Invertimos una cantidad prudente. Pero fue una operación decidida por los técnicos de buena fe», argumentó. El grupo catalán finalmente perdió en torno a la mitad de los 100 millones que invirtió, tras vender sus acciones en los tres meses posteriores a la salida a bolsa, al contrario que otras entidades financieras que deshicieron su participación inmediatamente. «Pensábamos que podríamos tener un rendimiento aceptable, la experiencia nos había dado la razón muchas veces», justificó Isidre Fainé.

El ejecutivo también dio una nueva versión sobre la reunión que mantuvieron en mayo del 2012 el ministro de Economía, Luis de Guindos, y los presidentes del Santander (Emilio Botín), BBVA (Francisco González), y Bankia (Rodrigo Rato), además de él mismo, y tras la cual Rato presentó su dimisión. Fainé negó que dicha renuncia se forzase en aquel encuentro: «Si allí hubiera salido ‘usted tiene que irse’ hubiera sido muy violento. Yo no recuerdo en ningún momento que pasara eso. Hubo discusiones, pero no son reuniones para tomar decisiones».

PRESIÓN DEL BBVA / González, en cambio, admitió durante su comparecencia como testigo en el juicio que en aquella reunión planteó a Rato que se fuera: «Yo, personalmente, le dije que lo mejor era que dimitiera». Rato ha corroborado esta versión y ha afirmado que el ministro dijo que era de la misma opinión que el presidente del BBVA. Guindos, en cambio, negó que se produjera aquella conversación: «No se hablaron de cuestiones personales. Cómo íbamos a hablar de cuestiones personales si estaba delante el señor Rato». Fainé también relató cómo entre el 2009 y el 201 tuvo conversaciones con Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, para fusionar las dos primeras entidades de ahorro españolas. «Yo pensaba que la fusión de Caja Madrid y La Caixa sería bueno para España. Tendríamos el mayor holding industrial y la mayor fundación de Europa. No pudo ser, no porque yo no hubiera querido. Prefirieron hacer otras operaciones. No hubo ningún papel, solo conversaciones», relató.