El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha advertido este lunes de que la morosidad bancaria registrará un "aumento significativo" en los próximos trimestres "incluso en el escenario más benigno" de evolución de la pandemia y la economía. El aumento de los impagos, ha destacado, ha sido "muy contenido" hasta ahora gracias a las medidas de apoyo a empresas y familias de las autoridades, pero acabará siendo más pronunciado por lo que las entidades "deben persistir" en el incremento de las provisiones para hacer frente a las futuras pérdidas.

"Sobre todo en un contexto de prolongación de la crisis, las entidades deben garantizar un reconocimiento adecuado y a tiempo del deterioro efectivo de la calidad de las exposiciones crediticias", ha subrayado en unas jornadas de 'El Economista' y Accenture. Los reguladores bancarios, ha recordado, están permitiendo al sector no tener que reconocer ciertos deterioros temporales causados por el coronavirus y han dado un tratamiento benigno a las moratorias en los créditos de particulares y préstamos avalados por el Estado. "Una mala utilización de las mismas (de estas medidas) podría facilitar ciertas prácticas contables inadecuadas, demorando el reconocimiento de deterioros efectivos en la calidad de crédito de ciertas exposiciones", les ha advertido.

En el mismo foro, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, ha previsto también que se produzcan crecimientos de la morosidad, pero sin llegar a los niveles de la crisis anterior (13,61% en diciembre del 2013). El ejecutivo ha defendido, en esta línea, que "tiene todo el sentido ampliar el periodo de carencia" en los créditos a empresas avalados por el Estado a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) más allá del año previsto inicialmente. "La crisis no se ha ido y necesitamos continuar haciendo cosas bien hechas", ha argumentado

RETICENCIAS

El gobernador, por otro lado, ha destacado las "reticencias" que tienen los bancos a echar mano del capital que las autoridades bancarias les han autorizado a utilizar para aumentar el crédito. "El uso de los colchones de capital es un elemento absolutamente fundamental en la lucha contra los efectos económicos de la pandemia y para lograr que la recuperación sea más sólida", ha lamentado.

Las entidades, ha reconocido, tienen temor al "efecto estigma" que puede suponer, es decir, miedo a que el mercado encarezca sus costes de financiación por utilizar estos colchones de capital. También ha admitido que el sector teme que las autoridades les obliguen a reconstruir dichos colchones de capital de forma demasiado temprana y rápida, así como que su solvencia caiga hasta los niveles que le impedirían pagar dividendo a sus accionistas y los intereses comprometidos a sus acreedores de deuda.

"En este contexto, resulta crucial una comunicación clara por parte de las autoridades macro y micro prudenciales tanto sobre la capacidad de hacer uso de estos colchones como sobre la flexibilidad en su reconstrucción posterior. En todo caso, y en paralelo al seguimiento del impacto económico de la pandemia, durante los próximos meses deberemos seguir ejerciendo un seguimiento del uso de estos colchones de capital y valorar, en su caso, la adopción de medidas adicionales en relación con los mismos", ha defendido. Pese a ello, el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, ha sostenido que los "bancos solo van a usar los colchones en caso de extrema necesidad, que es cuando están destruyendo capital"