«La guerra comercial ya tiene efecto en Europa. Tenemos colgada la amenaza», destaca Robert Tornadell, profesor de Esade. «Alemania ya tiene que pagar por los coches de gama alta y las plantas de ensamblaje de vehículos de México se están trasladando a EEUU», explica. «Las aceitunas españolas ya tienen que pagar aranceles en ese país para que no perjudiquen la comercialización de las aceitunas de California», agrega.

Considera que los efectos de esta situación son claros para Alemania, cuya actividad industrial parece resentirse y la curva de tipos es prácticamente plana, lo que apunta a una clara desaceleración de su economía. «Si el Banco Central Europeo (BCE) se plantea ahora una bajada de tipos es, sobre todo, pensando en Alemania», apunta el profesor.