Inteligencia artificial (IA), internet de las cosas y blockchain van a convertirse en los próximos años en elementos disruptivos, oportunidades de éxito pero también factores tecnológicos que requerirán medidas de ciberseguridad especiales al abrir nuevas posibilidades para el robo de datos en las organizaciones. Expertos internacionales en ciberseguridad de la consultora KPMG se reunieron hace días en Barcelona y analizaron las inquietudes de las empresas y sus directivos en torno al asunto. Akhilesh Tuteja, experto de KPMG en el mercado asiático, se mostró cuidadoso a la hora de valorar los efectos de la introducción de programas de inteligencia artificial en el sector. Reconoce que será posible automatizar determinadas tareas de protección cibernética, gracias a los avances en computación, pero al mismo tiempo habrá incertidumbres. Se dispone de más datos y más información, «pero la IA es un arma de doble filo», describe Tuteja.

Los ordenadores son capaces de aprender por sí mismos e incluso detectan patrones de riesgo, pero la avalancha de datos requiere que los directivos sean capaces de interpretar esos datos y tomar decisiones a tiempo. Otro avance que puede transformarse en amenaza es el internet de las cosas, la capacidad de los productos de comunicarse entre sí de manera autónoma.

Pueden ser objeto de ataques cibernéticos y transformarse en una puerta abierta a servicios de información sensibles y hasta al centro mismo de las cadenas de montaje. «El problema con el internet de las cosas es que un ataque puede generar un problema difícil de solucionar en las cadenas de producción», reconoce Tuteja.

Sobre blockchain, el responsable mundial de ciberseguridad de KPMG, Greg Bell, reconoce que «es una gran oportunidad de negocio, pero también abre nuevas vulnerabilidades y nuevos riesgos». En su opinión, en el futuro será necesario «reconstruir la cadena de bloques con tecnologías cuánticas de computación para hacer frente a la nueva generación de hackers».

Si hace algunos años se preguntaba qué partida de tecnología se destinaba a investigación, en la actualidad empieza a ser cada vez más usual preguntar qué parte de investigación se destina a informática. Los procesos cambian y las herramientas tecnológicas se adaptan para supervisar esos cambios.