Tim Cook, consejero delegado de Apple, ya lo avisó hace unos días: rebajó las previsiones para este año tras detectar una disminución de la demanda (entre otros motivos, por la guerra comercial EEUU-China). La firma, de hecho, habría ya ordenado a sus proveedores recortar en torno a un 10% el plan de producción de los nuevos modelos de iPhone para los próximos tres meses, según informó el diario Nikkei Asian Review.

«Apple pidió el mes pasado a sus proveedores que produjeran menos iPhones de los planeados para el trimestre entre enero y marzo», indicaron las fuentes consultadas al diario, que recuerda que se trata de la segunda vez en dos meses que la compañía estadounidense ha revisado a la baja su plan de producción para el iPhone.

El último ajuste en la producción afectaría a todos los nuevos modelos del iPhone, incluyendo los dispositivos XS Max, XS y XR, aunque el grado del recorte necesario varía entre cada proveedor en función del plan ofrecido a la compañía de Cupertino.

En este sentido, otra fuente consultada por Nikkei indicó que, según el nuevo plan revisado, la producción prevista de todos los modelos de iPhone se reducirá a un rango de entre 40 a 43 millones de unidades el primer trimestre, frente a la anterior proyección de entre 47 y 48 millones de unidades. Este ajuste, de confirmarse, representaría una caída anual superior al 20% en comparación con los 52,21 millones de iPhones comercializados por Apple entre enero y marzo del 2018, aunque la desviación podría diferir en función de los inventarios y la demanda.

Pese a las peores previsiones, el 2018 fue récord para la empresa. Se notó en los salarios directivos. La retribución de Cook alcanzó el pasado ejercicio los 15,682 millones de dólares (13,68 millones de euros), cifra que representa una subida del 22,3% respecto a lo cobrado por el primer ejecutivo el año anterior, que batió todos los objetivos fijados. Y eso que Cook fue el miembro de la cúpula que menos cobró.