La economía alemana crecerá este 2019 menos de lo esperado. Así lo aseguró ayer el gobierno alemán, que rebajó el crecimiento esperado para este año hasta el 1% del producto interior bruto (PIB), frente al 1,8% previsto durante el pasado otoño. Este guillotinazo a las expectativas y objetivos de Berlín se debe, según el Ejecutivo, a la incertidumbre generada por el impacto internacional que pueda tener una salida europea del Reino Unido sin acuerdo entre Londres y Bruselas. «Crece el viento en contra, sobre todo procedente del ámbito económico exterior, especialmente por el brexit, los conflictos comerciales y el entorno de la política fiscal internacional», remarcó Peter Altmaier, ministro de Economía.

Además de las «tensiones» entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido, la ralentización del crecimiento económico alemán también se debe a los problemas sufridos por la poderosa industria automovilística y a la falta de agua en el Rin, una arteria crítica del transporte en el oeste del país, cuya sequía se calcula en un impacto del 0,2% del PIB. El ministro explicó que este año la economía alemana será capaz de crear hasta 350.000 empleos nuevos y reducir el desempleo hasta el 4,8%.