La imputación de las cúpulas del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el momento de salida a bolsa de Bankia en julio del 2011, empezando por su máximos dirigentes Miguel Ángel Fernandez Ordóñez y Julio Segura, se debe principalmente a que desoyeron las advertencias de los inspectores del supervisor en la entidad sobre la inviabilidad del banco presidido por Rodrigo Rato. Así se lo advirtió en al menos cuatro ocasiones en abril y mayo de aquel año José Antonio Casaus, entonces jefe de inspección del grupo BFA-Bankia, a su superior, Pedro Comín, ahora director general adjunto del supervisor.

El pasado septiembre, Casaus explicó al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que investiga la salida a bolsa, que había alertado a sus jefes de que el grupo "no era viable". Entonces, se refirió a cuatro correos electrónicos que envió a Comín y que vieron la luz en octubre, después de que los enviase al juzgado. Los mailscorroboraron punto por punto su testimonio y pusieron en evidencia la versión de Fernandez Ordóñez. "Con la información que tenía el supervisor, Bankia era viable y es evidente que después dejó de serlo" debido a una imprevisible "segunda recesión" y a que "elGobierno (de Rajoy) aterrorizó a los mercados", aseguró en enero del 2016 el exgobernador en declaraciones a 'El País'. Una versión que ha sido básicamente refrendada por su sucesor, Luis María Linde, nombrado por el Ejecutivo del PP.

En el primero de esos correos, de 8 de abril del 2011, el inspector advirtió que la estructura del grupo, con una matriz de activos malos (BFA) y un banco cotizado que "no es tan bueno" como se pretendía vender (Bankia), "no es viable a medio plazo". Para pagar su deuda, aseguró, BFA tendría que malvender las acciones de su filial. Con clarividencia añadía: "Al final, el FROB tendrá que convertir su deuda en acciones de BFA y responder a los tenedores de subordinadas y preferentes para evitar que digan que un banco público deja tirados a unos inversores privados minoristas. Con lo que habremos socializado las pérdidas y habremos perdido unos meses/años". Lo que terminó pasando, básicamente.

CORREOS INCRIMINATORIOS

El inspector defendía que la mejor solución era vender el grupo a otro banco, "a ser posible extranjero", para abaratar su financiación y recortar los sueldos entre el 10% y el 15%. "Otra cosa es que lospolíticos que gestionan Bankia no quieran explorar esa vía para no perder sus poltronas ni sus herramientas de financiación", lamentaba. En caso de no encontrarse un comprador, añadía, estaba de acuerdo con la salida a bolsa, pero como un banco único (todo el grupo, no solo Bankia), ya que "podría ser el primer paso" para venderlo posteriormente. "En cambio, la salida a bolsa con un banco doble es el primer paso para nacionalizar las pérdidas, algo injusto y contrario a lo que nos pide la norma: velar por el uso eficiente de los recursos públicos", alertaba.

En otro mail de 14 de abril, Casaus insiste a un renuente Comín: "Dije que no lo diría más...¿o sí? Pero lo digo: este grupo NO ES VIABLE sin un cambio de control". La capacidad de generar recursos del grupo, advertía, "no solo está muy mermada sino que va menguando a pasos agigantados con el paso del tiempo" debido a la "política de pan para hoy y hambre para mañana" de los años anteriores y a las "dificultades" que percibía el mercado. "Estoy resultando muy pesado con este tema pero creo que la trascendencia del asunto es tal que merece la pena pasar por pesado", se disculpaba.

ENFOQUE DURO

El 10 de mayo, a petición de Comín, Casaus le envió un informe en que insistía sobre la grave situación del grupo. Como novedad, proponía "reducir el precio de la compra hasta cero" para facilitar la venta. "Si lo que quieres es un enfoque dulce (...), la presentación de resultados que nos ha mandado Román (el interventor general de Bankia, Antonio Román) te sirve perfectamente", le espetaba tras admitir que el demoledor documento de seis páginas que le enviaba "no tiene que ver" con lo que Comín quería.

El 16 de mayo, le volvía a enviar el documento para un encuentro que Comín iba a tener con el subgobernador, Javier Aríztegui. También cargaba con dureza contra el sistema de gobierno del grupo, pese a que su superior no había solicitado "a nadie" información al respecto. Así, criticaba que el consejo era "muy politizado y poco profesional"; lamentaba que continuaran en el cargo los mismos gestores "desacreditados ante el mercado" por haber llevado a la entidad a pedir ayudas públicas; advertía de su "cuestionable honradez" por cobrar un bonus en el 2009 "superior al que correspondía"; y denunciaba la "aparente falta de sintonía" entre el presidente, Rodrigo Rato, y el vicepresidente, José Luis Olivas; entre otros muchos aspectos.