En España, aproximadamente, un tercio de las empresas innovadoras están en Barcelona, otro tercio, en Madrid y otro tercio en el resto del país (Valencia, Málaga y País Vasco). Asimismo, la inversión en capital riesgo, que son unos 600 millones de euros, se divide igual geográficamente. El sector considera que se han generado ecosistemas con futuro como el de Barcelona. «Las start-ups de Madrid cuentan que cuando necesitan atraer talento, solo lo consiguen si abren en Barcelona.

Por eso el mercado de Barcelona, en el 22@, es tan dinámico, por el atractivo que tiene entre los extranjeros» destaca Ignacio de la Torre, de Arcano. En el entorno internacional, España aporta un factor ventajoso.

Un programador puede costarle a la empresa unos 25.000 euros al año, pero en el Silicom Valley le cuesta 80.000 euros, con lo que los sueldos se convierten en un factor competitivo diferencial.