Hace solo unos días el Alcorcón anunciaba la continuidad de Julio Velázquez como técnico alfarero durante las dos próximas temporadas, después de que el salmantino tomara el relevo de Cosmin Contra en octubre debido a la mala temporada que los madrileños llevaban con el rumano. Julio Velázquez regresó a España tras su etapa en el Os Belenenses, del que se desligó para fichar por los alcorconeros. Llegó a Portugal después de su negativa etapa en el Betis. Al conjunto verdiblanco arribó tras su buena temporada en el Murcia en la temporada 2013/14 y tras diversos rumores que situaban en Heliópolis al entonces entrenador del Córdoba, Albert Ferrer. El objetivo de devolver a los sevillanos a Primera se frustró en apenas unos meses, ya que a finales de noviembre del 2014 fue destituido con el equipo situado en sexta posición y rodeado de críticas de la afición bética. Tomó el relevo de manera interina Juan Merino (recién estrenado técnico del Nástic), que a su vez fue sustituido por Pepe Mel, con el que el Betis lograría el regreso a Primera como campeón de la categoría de plata. En Segunda, precisamente, la anterior experiencia de Julio Velázquez fue al mando de un Real Murcia que partía en la 2013/14 con el objetivo de la salvación. El técnico no tuvo pocos méritos, ya que además de mantener a su equipo en puestos de eliminatorias de ascenso o de ascenso directo durante dos de los tres tercios de competición, lo hizo además implantando el dibujo 1-3-5-2, con el que hasta entonces, al menos en Segunda y en muchos años, nadie se atrevió a jugar.

Con Molinero y Álex Martínez como carrileros, Dos Santos, Truyols y un reconvertido Dorca como centrales, un trivote con Acciari, Toribio y Eddy Silvestre y la explosión goleadora de Kike García, con el que hacía pareja el hoy jugador del Oviedo Saúl Berjón, aquel Murcia coqueteó con el ascenso directo en no pocas jornadas. Finalmente, se clasificó en cuarta posición, detrás del Barcelona B, y junto al campeón, el Eibar, como equipo con menos derrotas (nueve) en la temporada. No consiguió el conjunto pimentonero ganar al Córdoba en Liga regular, ya que en la Nueva Condomina cosecharon los blanquiverdes un empate a dos goles con un gol en el último minuto de Kike García de penalti inventado por Arcediano Monescillo. En la vuelta, aquel 1-1 con la grada de El Arcángel semivacía, a imagen de lo que ocurre en los últimos minutos de no pocos partidos de esta temporada. Pero en las eliminatorias de ascenso el favorito era el equipo de Velázquez, al que todo el mundo veía lanzado debido a que sumó 21 puntos en las 10 últimas jornadas, en las que solo salió derrotado, precisamente, en el Mini Estadi del Barcelona B.

En El Arcángel, empate a cero, con una parte para cada uno de los equipos, aunque el Córdoba se topó con el poste y con Mauro Dos Santos, que evitó sobre la línea el gol blanquiverde. En la vuelta, uno de esos partidos que se recordarán muchos años, con aquel penalti fallado por Saúl Berjón en los primeros minutos y el tanto, en la jugada siguiente, de Pedro. O aquel segundo gol cordobesista de Raúl Bravo actuando como extremo izquierdo y que hizo estallar a casi el millar de seguidores cordobesistas que se desplazaron.

Aquel Córdoba terminó ascendiendo en el Gran Canaria, mientras que Julio Velázquez, que ya entonces tenía firmado su contrato con el Real Betis, no pudo culminar una temporada de ensueño para los pimentoneros, que se vieron con un pie en Primera después del arreón final de campeonato regular que desplegó su equipo a las órdenes del técnico salmantino. Un Julio Velázquez que solo ha podido ganar al Córdoba con el Villarreal «grande» y que vio cómo los blanquiverdes ya le arrebataron un sueño que rozaba con los dedos. Ahora aspiran a quitarle otro, copero.