El especial calendario del GP de Mónaco, en el que viernes no hay actividad, provoca que los entrenamientos libres se adelanten al jueves. Las especiales características de este circuito urbano suele provocar también algún cambio en la correlación de fuerzas entre las escuderías que determinan el orden en otros circuitos. Sobre las retorcidas calles de Montecarlo no hay una sola recta, el motor importa menos, y ahí es donde los chasis de Red Bull y Toro Rosso, equipados con el menos potente motor Renault, tiene su mejor opción. Daniel Ricciardo logró colocarse segundo al final de de la segunda sesión, mientras que Carlos Sainz se aupó hasta la sexta con el Toro Rosso, a unas milésimas de su compañero Dannil Kvat.

Mientras Lewis Hamilton y su Mercedes habían dominado la primera sesión, Sebastian Vettel y Ferrari no dieron opción en la segunda. La utilización del neumático ultrablando maximizó las virtudes del chasis Ferrari, algo más corto de cotas que el Mercedes, una ventaja en Mónaco. Por eso, el alemán es el principal favorito a la 'pole' y a la carrera en ese cerrado duelo que mantiene con Lewis Hamilton por el liderato de la clasificación y el título mundial.

CARENCIAS DE LOS PILOTOS

Mónaco suele desnudar también las carencias de los pilotos y, en este sentido, Lance Stroll, tenía todas las papeletas para sufrir un accidente, no porque sea nuevo en Mónaco, —ya es en sí una dificultad— si no porque los pilotos de pago como él sufren mucho cuando las condiciones exigen talento.

Y por si alguien tenía dudas de la conveniencia de que Alonso se perdiera el GP de Mónaco para acudir a las 500 Millas, se pasó buena parte del día en el garaje para solucionar problemas mecánicas y no pudo ira más allá de la duodécimas plaza.