"Quiero hacer historia en Grecia y en el tenis". Stefanos Tsitsipas no duda cuando le preguntan por sus retos tenísticos. A los 19 años tiene las ideas claras y carácter no le falta para intentarlo después de volver a nacer hace tres años, cuando en la isla de Creta, donde jugaba un torneo de Futures, su padre le salvó de morir ahogado en el mar Egeo.

"Tenía día libre y decidí ir a bañarme. Había tormenta y viento y no había ninguna bandera que impidiera hacerlo. Saltamos y, cuando salimos a la superficie, estábamos quince metros atrás de la playa. No podía respirar porque había muchas olas y fue una experiencia muy dramática", recordaba. Su padre evitó que las olas engulleran a su hijo y saltó al mar para acercarle en una zona más rezagada. Una experiencia que, según admitió, cambió su manera de afrontar la vida. Y deportivamente lo está demostrando con una progresión espectacular, después de llegar a ser el número 1 mundial en categoría júnior, desde este sábado ya es el 44 mundial y si ganara el título sería el 31 del mundo.

De momento Tsitsipas ya es el mejor tenista griego. Ha llegado a la final del Barcelona Open Banc Sabadell y ya está entre los top50. El último griego que llegó a una final en el circuito se llamaba Nicholas Kalogeropoulos y lo consiguió en 1973, en un torneo menor en Des Moines (Iowa), el de mejor ránking (112) fue Konstantinos Economidis en el 2007 y la mejor en el circuito femenino fue Eleni Daniilidou (14 mundial) en el 2003.

FAMILIA TENÍSTICA

Tsitsipas, al que muchos confunden en el circuito con el alemán Alexander Zverev (4 del mundo) por su físico y su manera de andar, empezó a jugar al tenis con 3 años en un resort turístico (Gyfada club) en el pueblo de Vouliameni, cerca de Atenas, localidad donde nació y sus padres , Apostolos, y Julia Solnikov, mejor jugadora soviética en los años 80, entrenaban. Como él, sus hermanos más pequeños Petros, Pavlos y Elisavet, también juegan al tenis y "a buen nivel", asegura.

Este domingo Tsitsipas recibirá su bautismo de tierra en una final ante el mejor jugador de la historia en esta superficie. El número 1 indiscutible. "He visto más partidos de Nadal que míos, será la primera vez que juegue contra él y no tengo nada que perder. Será apasionante y, seguramente, el mejor día de mi vida", recalcó el griego. "No creo que haya mejor lección, una clase gratis, que jugar con Nadal en tierra", bromeó.

Poco después tuvo la respuesta del número 1 . "Si me deja dársela, se la doy encantado", dijo Nadal que no quiso darle consejos, aunque si tuviera que dárselos, "le diría que sería bueno que no ganase su primera final". El mallorquín no siguió ese consejo cuando jugó su primera final en Sopot en el 2004. Allí ganó el primer título, aunque ya está muy lejos en el recuerdo.