¡Sí se puede! Era el cántico unánime de los cerca de 200 aficionados blanquiverdes que se desplazaron ayer a Tarragona, en un viaje de más de 1.600 kilómetros, para arropar a sus jugadores en el vital duelo del Nou Estadi.

Se hicieron notar, y de qué manera, en un estadio que vio la cuarta victoria consecutiva del Córdoba ante un Nàstic que se reafirma como el segundo peor local de la categoría de plata. Hace cuatro jornadas la permanencia estaba a 14 puntos, y el más optimista tenía pocas esperanzas de que se obrara el milagro. A base de goles y de una clara mejora en la faceta defensiva, el conjunto cordobesista está ahora a cuatro puntos, y a uno solo del Alcorcón, el primero de los equipos metidos en la zona de descenso. Lo más difícil ya se ha hecho, nadar hasta pocos metros de la orilla, y nadie puede dudar de que el cordobesismo llenará la grada de El Arcángel en cada partido en casa, y se desplazará en masa en cada envite a domicilio.

El gol de Guardiola, a cuatro del final, llevó el éxtasis a la afición visitante, que vivió con miedo y nerviosismo cada centro lateral del Nàstic, que por otra parte era incapaz de finalizar con un remate certero los pases desde la banda. Lo que parecía una gesta durante buena parte de la temporada, dejar la portería a cero, lleva dos semanas cumpliéndose. Buena parte de la culpa la tiene el imperial Aythami, un central de otra categoría que ha elevado el nivel general de la zaga. Pero la forma en que la afición aprieta, ya sea en casa o a domicilio, es un ingrediente clave en la receta exitosa que está siendo el Córdoba dirigido por José Ramón Sandoval.

Aún no es momento para celebraciones, pero sí para pararse un minuto a valorar lo conseguido por el entrenador madrileño, que recordemos es el cuarto que ha pasado por el banquillo del equipo cordobesista. Cuatro victorias en cinco partidos, y en dos de ellos sin encajar gol. Ocho goles a favor y cuatro en contra, diez puntos recortados a la zona de la permanencia. Pero tras el momento de reflexión, llega el de la cautela. Faltan cuatro puntos, es decir, dos partidos, para lograr la salvación, y cada partido será vital en este objetivo. El próximo, el sábado que viene ante el Real Oviedo. Un rival de altura para una victoria de postín.