La violencia sacudió ayer al fútbol base cordobés. En este caso, el partido de Liga Nacional juvenil entre el Don Bosco y el Sporting de Ceuta en el campo de Noreña tuvo que suspenderse cuando en los últimos minutos hubo una pelea con varios focos y que afectaron, sobre todo, a jugadores de ambos equipos. El árbitro del partido Sánchez Carreras decretó la suspensión del mismo ante estos lamentables acontecimientos.

Como suele suceder en este tipo de sucesos, existen diferentes versiones sobre el origen de la pelea. Así, desde el club salesiano alegan que un jugador visitante saltó a la grada para agredir a un aficionado del conjunto local, al mismo tiempo padre de un jugador del Don Bosco, quien también saltó en defensa de su progenitor. Aunque el presidente del club ceutí, Fuad Harrus, aseguró que todo empezó tras «una agresión a Ilias al sacar un fuera de banda y la posterior invasión de campo de los aficionados con agresiones a cuatro jugadores».

Por otro lado, fuentes del equipo cordobés apuntan que parte de sus jugadores «tuvieron que marcharse corriendo al vestuario y un jugador ha recibo un puñetazo en la cara». Pero las mismas fuentes también apuntan que el peor parado fue su entrenador, que «al intentar separar ha recibido otro puñetazo por la espalda recibiendo daños importantes en su boca». Tanto el entrenador como el jugador agredidos ya han presentado denuncia en la conmisaría de la Policía Nacional de Córdoba.

Agentes de la Policía Nacional apaciguaron la situación de un partido del que los ceutíes, según anunciaron ayer, también presentarán denuncia una vez que sus jugadores reciban el alta médica.