El partido frente a los Cavaliers, en realidad, fue una excusa. Y los Spurs lo resolvieron con un triple de Mills desde la esquina en los últimos segundos (116-110), para darle un motivo a que el trío de leyendas, Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginobili tuvieran su momento de disfrute en las gradas, donde estuvieron compartiendo recuerdos .

La noche, en realidad, tenía un actor principal: el alero argentino. Era el único protagonista, la estrella a la que retiran la camiseta por una carrera única, 16 temporadas, 4 anillos de campeón en la NBA, al margen de un título olímpico (Atenas 2004) o una Euroliga, por citar solo algunas de sus conquistas. Y con él se volcaron los Spurs, los miles de aficionados que acudieron al AT&T Center, 2.000 venidos desde Argentina, decenas de excompañeros y entrenadores: decididos a darle un homenaje imposible de olvidar.

CON SU ESPOSA Y SUS HIJOS

Acompañado en la pista de su esposa, Marianela, de sus mellizos, Dante y Nicola, ambos de 9 años, del pequeño Luca, de 4, bien trajeado (los padres del jugador estaban en la grada), el homenaje fue un merecido reconocimiento al mejor jugador argentino de la historia, posiblemente de América Latina, uno de los más influyentes y reconocidos tanto en la NBA como en el baloncesto de la FIBA.

Al final de la noche, la camiseta con el número 20 que vistió durante 16 años entre los grandes de la historia de los Spursa, lado de las de Johnny Moore (00), Avery Johnson (6), Bruce Bowen (12), James Silas (13), Tim Duncan (21), Sean Elliott (32), George Gervin (44) y David Robinson (50).

Desde la humildad que ha marcado toda su trayectoria, Ginóbili tuvo palabras de agradecimiento para todos, excompañeros, técnicos, familia, mujer e hijos. “Jamás ni en mis mejores sueños pude imaginar algo así. Una carrera como esta. Me dieron las mejores cartas en el reparto y yo solo tuve que jugarlas”, explicó el alero de Bahía Blanca, de 41 años, entre emocionado y orgulloso por lo que ha sido su vida deportiva. “Si me ven llorar en algún momento”, les dijo a sus hijos mientras se extendía en un discurso muy al estilo ‘Guardiola, “no se preocupen, son lágrimas de felicidad”.

"MANU ES MANU"

En clave de humor y con anécdotas curiosa, Tony Parker, Tim Duncan, Fabrizio Oberto y el técnico Gregg Popovich desgranaron lo que había sido su relación en el vestuario y parte de la grandeza de los Spurs. “Mie di cuenta de que él era alguien del que me tenía que despegar y solo dejarlo jugar. Darle algún consejo de vez en cuando, cuidadosamente. El tenía que ser Manu”, contó Popovich que le dio todo el mérito por la dinástica construida en San Antonio. "Su mentalidad ganadora y espíritu de lucha es algo que nunca he visto en mi vida como profesional", destacó Popovich. "Nos impregnó carácter ganador, que sin él nunca lo hubiésemos conseguido".

El entrenador asistente de los Spurs de San Antonio, Ettore Messina, que fue quien primero dirigió a Ginóbili cuando llegó al baloncesto del país europeo, reconoció que nunca pensó que llegase tan alto. "Lo más importante es que sigue siendo la misma persona que hace 20 años", destacó Messina, que fue el primer técnico que dirigió a Ginóbili cuando llegó al baloncesto europeo, en Bolonia.

“Tuve que sufrir a Pop quejándose y convenciéndose de lo que hacías estaba bien. Y fuiste un visionario, te anticipabas a lo que venía”, apuntó Duncan. “La primera vez que te vi tenía 18 y cuando pienso como trabajaste solamente se me ocurre pensar en una palabra: único”, fue una de las frases de Tony Parker, que fue de los más emotivos: “Tu humildad fue nuestra inspiración, porque siempre ponías el equipo por delante. Gracias Manu, fue un honor jugar al lado tuyo”.