A las puertas de otro tríptico de partidos decisivos, a tres días de recibir al Barça en Copa, Solari abandonó su habitual linealidad en la ruedas de prensa para levantar una queja, sin estridencia, sobre el día menos de descanso que tendrá su equipo: “El calendario es curioso, nos resulta muy divertido… Nosotros no elegimos jugar en condiciones distintas, por eso nos lo tomamos como un reto mayor”, repitió dos veces el argentino a sendas preguntas, como si no quisiera salirse de las palabras con las que había decidido lamentarse.

Congratulados en su propio ego con el cumpleaños de los 1000 días como campeón de europa, la realidad del mundano del día a día regresa para el Madrid en forma de visita a Valencia para jugar ante el Levante, con el recuerdo todavía fresco del resbalón de la última jornada, con el reto de recuperar el camino desandado. “Siempre esperamos poder recortar puntos”, expresó Solari, en medio de enérgicos clichés: “Nuestro compromiso es luchar por la Liga hasta el final”, reiteró varias veces.

Tras la debacle en el segundo tiempo ante el Girona, Solari regresó a la casilla de salida en La Liga y las rotaciones se han convertido en una china en el zapato del argentino, a tres días de comenzar otra semana trascendentalmente decisiva, con el doblete de clásicos, el segundo para intentar aprovechar su última bala en Liga, a tres días de recibir al Ajax en la vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones.

La sanción a Ramos

En el último entrenamiento antes de regresar a La Liga, Solari pudo contar con toda la plantilla salvo el lesionado Llorente, baja en el Ciutat de València junto al sancionado Ramos, tras su expulsión ante el Girona, mientras espera otro castigo de la UEFA por forzar una amarilla en la ida ante el Ajax y reconocerlo después en zona mixta. “Ese tema está aclarado para nosotros, no tenemos ninguna duda al respecto”, dijo Solari, remitiéndose a las vagas explicaciones del central que no le van a salvar de la sanción.

Sin noticias de Isco, ya de vuelta a los entrenamientos tras sus dolores de espalda y cuello, el malagueño se ha convertido en un descarte indiscutible, con un pie fuera de cada convocatoria venidera y con la sensación generalizada de que por ninguna de las partes se atisba un mínimo acercamiento, un principio de acuerdo para que la trayectoria de Isco en el Madrid no termine varada en un banco de arena llamado Solari.

Por un camino similar transcurre Marcelo, pese a que en este caso Solari ha ido alisando la carretera, igual que con Bale; no instalando badenes como con Isco. “Está entrenando fenomenal, como el resto del equipo, todos están muy enfocados en la importante semana que tenemos por delante”, dijo Solari, pero las filtraciones de la reunión del brasileño con la cúpula directiva esta semana le sitúan cada vez más lejos de un Madrid que, de cara a la próxima temporada, acumula más incertidumbres que certezas, empezando por el banquillo. Solari no quiso desvelar nada de su cena con el presidente en los mismo días para planificar un futuro en el que el argentino no tiene un puesto asegurado.