A Rick y a Ilsa, por mucho que Casablanca les sirviera para reencontrar el amor, siempre les quedó el destino de París. A la Vuelta le sucede algo parecido. Por altas, por bajas, por nuevas figuras que aparezcan siempre le quedará la presencia de Alejandro Valverde, que afronta desde este sábado su 11ª ronda española, casi con el mismo entusiasmo que aquel muchacho de 23 años que se presentó a la salida de Gijón, en la Vuelta del 2003, con tanto coraje que acabó llegando a Madrid en tercera posición.

Nada o poco ha cambiado Valverde. Ahora ya tiene 38 años. Ahora, el seleccionador español de ciclismo, Javier Mínguez, viejo zorro, trata de convencerlo para que levante el pie, para que corra la Vuelta pensando en el Mundial. Pero sabe que es una batalla perdida, como pedirle a una cigarra que no cante en verano. Lo suyo ha sido, es y será un ciclismo ofensivo. Así disputó hace 18 años su primera Vuelta y así se ha presentado en Málaga.

Primeras etapas

Que hablen con Nairo Quintana si quieren tener a alguien en el papel de favorito dentro del conjunto Movistar. «No cambia nada mi estrategia», responde cuando se le pregunta si la baja de Mikel Landa por lesión variará su forma de actuar en esta Vuelta.

Y qué más le da a él, porque lo primero que hace al llegar a Málaga es consultar el libro de ruta, alli donde está anotado el día a día de la carrera, y se da cuenta que a la segunda etapa, el domingo, le han quitado unos cuantos kilómetros de subida. Vaya por Dios. Ahora resulta que lo tendrá más fácil Peter Sagan que él. Pero casi le da lo mismo, porque se le ilumina el alma cuando ve que, a la cuarta, en las montañas que rodean Granada, hay una ascensión de las que le gustan. Y allí, todos, se van a enterar otra vez de quien es este ciclista más cerca de los 40 que de los 30, decidido a vivir de la aventura, de quien pueda que le siga y que sabe que, a diferencia del pasado Tour, aquí nadie le va a pedir sacrificios. Aquí será un corredor que podrá gritar libertad.

Habla Valverde con un grupo de periodistas. Lo hace en Málaga mientras comenta cómo puede desarrollarse esta Vuelta. «Yo aquí vengo a disfrutar. Aquí en la Vuelta disfrutas del ciclismo. En el Tour, en cambio, vas a sufrir, del primero al último, porque hasta el jersey amarillo, aunque sea el más fuerte, lo pasa mal».

Esta es su carrera, la que ganó en el 2009, en la que ha subido cinco veces al podio y en la que ha acabado otras tres ocasiones entre los diez primeros. Hasta ahora ha completado 22 grandes rondas de tres semanas. La del 2009 fue mi mejor Vuelta porque la gané, pero ha habido otros momentos increíbles” . “¿Cuáles?”. Valverde sonríe y deja libertad al periodista para que ponga de su cosecha las que cree más interesantes empezando por la victoria en La Gallina (2012), por delante de Purito, Contador y Froome, y acabando por el principio, allí donde nació el mito, la Pandera (2003). Aunque en esta edición podrá disfrutar más aun, si cabe, del ciclismo puesto que su pensamiento lo tiene en Insbruck, ciudad que acoge el Mundial justo la semana siguiente a la Vuelta.