Es uno de los momentos más estelares del Mundial de MotoGP. Es uno de los instantes más esperados y deseados por los pilotos y por los 2.000 habitantes del ‘paddock’ del campeonato de motociclismo porque es la acción que más ilusión genera en todos ellos. Se trata de la subasta que, anualmente, se celebra los jueves del Gran Premio de Inglaterra, que se celebra, a mitad de agosto, en el popular e icónico trazado de Silverstone, en beneficio de las dos instituciones que, fomentadas por el exsubcampeón del mundo de 500cc, el norteamericano Randy Mamola, contribuyen a paliar, en la medida de lo posible, las necesidades médicas de algunos países africanos.

La subasta de este año, celebrada ayer, que recaudó, de momento, 105.950 euros (faltan aún otro tipo de ingresos como entradas o donaciones varias), tuvo como máxima estrella, como casi siempre, al italiano Valentino Rossi, que, entre fotos, autógrafos y el dibujo de su circuito preferido, llegó a aportar casi 15.000 euros él solito. Pero el momento más increíble y, a la vez, estremecedor fue cuando, durante la ‘actuación’ de Marc Márquez en el escenario, un aficionado llegó a pagar 1.000 euros por hacerse un selfie con el tetracampeón del mundo de MotoGP y actual líder del Mundial. El selfie con ‘Vale’ se pagó tres veces más, 3.000 euros.

Momento en que Marc Márquez se cae en el escenario de la subasta tras intentar levantar, por sorprensa, sobre sus hombros al aficionado que llegó a pagar hasta 1.000 euros por hacerse un selfie con él. / MOTORGP.COM / DIEGO SPERANI

“Cuando vi al aficionado que había ganado la puja subirse al escenario para hacerse el selfie conmigo”, explica Márquez a El Periódico de Catalunya, “pensé que merecía algo especial. No solo por ayudarnos a recaudar el máximo dinero posible para nuestra causa sino porque 1.000 euros es una pasta. Por tanto, ese selfie tenía que ser algo más que una foto y, sobre todo, debía convertirse en un momento muy especial para este ‘motard’”.

Un esfuerzo muy, muy, especial

De forma y manera que, sin darse cuenta el protagonista, Marc trató de sorprenderle por la espalda y metiendo su cabeza entre las piernas del hombre, trató de elevarlo sobre sus hombros. El caballero se sorprendió tanto, tanto, que hasta se asustó, de forma que los dos se fueron al suelo. Por suerte, ninguno de los dos sufrió daño alguno y, pasados unos segundos, Marc volvió a intentarlo y, pese a la envergadura importante del hombre, que pesaba un buen puñado de kilos, logró subirlo en sus hombros y hacerse el selfie.

“Lo pasamos muy bien durante toda la jornada y, sí, tal vez debí decírselo antes al hombre, pero me salió de dentro y, por suerte, no pasó nada”, reconoció Márquez, que, tal y como reflejan las fotografías, se lo pasó en grande durante toda la subasta por la que fueron pasando los grandes protagonistas del Mundial de MotoGP, donando objetos personales, recuerdos y, por supuesto, fotos y autógrafos por doquier.

Las cifras más espectaculares de la recaudación volvieron a corresponder, como ya ocurriera el pasado año, cuando el total de la subasta ascendió a 85.000 euros (es decir, los 105.950 de este año son un auténtico récord), a Rossi (14.00), el piloto local Cal Crutchlow (8.500, solo por su mono de carreras se pagaron 2.600 euros), Márquez (casi 6.000 euros) y Dani Pedrosa (5.500).

La historia de Randy Mamola

El norteamericano Randy Mamola, ahora también comentarista de Motovistar MotoGP TV, no es solo una de las mejores personas que uno puede cruzarse en el ‘paddock’ del Mundial. Mamola es, a sus 58 años, uno de los pilotos más populares de todos los tiempos, cuatro veces subcampeón del mundo de 500cc con Suzuki (1980 y 1981), Honda (1984) y Yamaha (1987) y uno de los mayores benefactores que existen en el mundo de las dos ruedas y la velocidad tras crear, en 1996, Riders for Health (Pilotos por la Salud), una ONG que intenta, con la ayuda del mundo de las motos, mejorar la asistencia sanitaria en los pueblos más desamparados de África.

El seguidor de Marc Márquez celebra, junto al tetracampeón de MotoGP, su selfie. / MOTOGP.COM / DIEGO SPERANI

La acción estrella de cada año de esta ONG, ahora reconvertida en Two Wheels For Life (Dos ruedas para la vida), presidida por Maria González, esposa de Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de Dorna y el Mundial, es la subasta de Silverstone, un antiguo aeropuerto militar reconvertido en uno de los mejores trazados del mundo. Mamola trabaja durante todo el año, en compañía de muchas personas del Mundial, en buscar fondos para llegar a acuerdos con Honda y Yamaha y conseguir motos muy, muy, especiales y sofisticadamente equipadas para actuar, en siete de los muchos países africanos necesitados, a paliar las necesidades médicas de su población. Two Wheels For Life actúa, de momento, en Zambia, Liberia, Nigeria, Kenya, Gambia, Malauí y Zimbabue, pero no descarta ampliar su radio de acción a medida que aumenten las ayudas.

Pueblos muy necesitados

¿Cómo lo hacen? “No es fácil, pues lo primero que te encuentras cuando te presentas ante los gobiernos de esos países para explicarles tu modesto proyecto es una enorme incredulidad. ¿Motos, en nuestro país? no puede, ser, no sirven de nada, no solucionarán nuestro problema, olvídese”, cuenta Mamola, tras la exitosa subasta de objetos de pilotos del Mundial que vivimos ayer en Inglaterra. “Cuando les explicas que nosotros nos cuidaremos de todo, desde la llegada de los vehículos hasta su mantenimiento y logística, te dejan poner en marcha tu idea. Y, a partir de ahí, solo recibes agradecimiento porque, en efecto, las autoridades son las primeras, junto a los pobladores, que se dan cuenta de que nuestra ayuda, modesta, sí, es fructífera, mejora la salud de sus gentes, casi todo tribus o pobladores de diminutos enclaves totalmente aislados, además de disminuir la mortandad y evitar, sobre todo, la muerte de cientos de bebes”.

Desde que se puso en marcha, Riders por Health y, luego, Two Wheels For Life, han suministrado 1.500 motos en esos siete países africanos, que han dado, que dan, servicio a cerca de 20 millones de personas muy, muy, necesitadas, no solo de médicos, de enfermeros/as, sino también de maestros. “La moto es el único vehículo adecuado para esas funciones y útil en esas circunstancias. Evidentemente que podríamos hacer el mismo despliegue o servicio con vehículos, especialmente todo terrenos, pero su alto coste haría que las marcas nos suministrasen muy pocos y, por tanto, la ayuda sería muchísimo mejor”, continúa explicando el tetrasubcampeón del mundo.

Partos felices y menos mortalidad infantil

Las motos sirven, fundamentalmente, para desplazar, a lo largo de grandes extensiones, a los médicos o servicios sanitarios a los poblados en los que se instalan pequeñas salas de atención a niños, embarazadas y personas mayores que, en fechas determinadas, pueden acudir a su cita semanal, quincenal o mensual con un doctor, sabedores de que estará allí, porque la moto les llevará puntualmente, cosa que no ocurría antes y desesperaba a los pobladores que, después de caminar cinco, diez o quince kilómetros para ser vacunas o atendidos de su embarazo ¡o parto!, desistían de volver a realizar el desplazamiento al no entrar al sanitario que le habían prometido.

“Es evidente que, aunque Honda y Yamaha nos ayudan mucho, cuanto más dinero tengamos y recaudemos, más posibilidades tenemos de garantizar e, incluso, aumentar ese servicio que, insisto, por modesto que sea, nos llena de orgullo pues, en las zonas donde actuamos, los partos se realizan con garantías y la mortalidad global ha descendido muchísimo”, concluye Mamola