Sandra Paños (Alicante, 1992) ya sabía lo que era vivir un Mundial de fútbol. Lo hizo en Canadá 2015, cuando con solo 22 años acudió a una cita histórica junto a Ainhoa Tirapu y Lola Gallardo. Entonces España no pudo clasificarse para los octavos de final y las críticas hacia la portera titular se sucedieron. Ella lo sufrió desde la barrera. "A Tirapu se le crucificó. Lo viví de cerca y fue difícil, lo sufrí", explica a EL PERIÓDICO. Ahora la indiscutible bajo los palos de 'La Roja' es la portera del Barça, quien ha vivido esa sensación en primera persona. "Da rabia escuchar comentarios tan despectivos que han hecho hacia mí. Muchas veces es gente que menosprecia mi trabajo que debería mirar más partidos, ver cómo estamos día a día y cómo competimos todos los fines de semana", lamenta. El gol de Alemania pesa, pero trata de evadirse: "Hay gente que opina sin conocer y sin argumentos".

-¿Estaba tardando en llegar esta crítica al femenino?

-Esto está creciendo, somos cada vez más públicas y va a llegar. Vamos a estar más expuestas a todo tipo de comentarios y somos nosotras las que debemos aprender a sobrellevarlo. No tienes que hacer caso a esa gente que opina sin ver más de uno o dos partidos, sino a quienes entrenan cada día contigo, al cuerpo técnico que te conoce, a quien sabe todo lo que ocurre. Solo la gente que conoce este deporte puede saber cómo te sientes en cada momento.

-¿Afectan los comentarios?

-Puedes leer o escucharlos, pero la mayoría de las jugaodras no le hacemos ni puto caso. Son personas ajenas, desconocidas totalmente. Si fuera alguien que está más cerca del fútbol femenino en ningún momento nos compararía con el masculino porque somos diferentes: no tenemos misma fuerza, potencia o envergadura. Hay mil cosas diferentes. Estamos en la misma portería y en su fútbol la velocidad de golpeo es mayor, pero el puesto de portera es cada vez más específico y mucho mejor. Se está viendo en este Mundial con la entrega de premios MVP (mejor jugadora del partido) a diferentes porteras. Y ojalá esto de señalarnos pase también en el masculino.

-¿Cómo se puede aislar del entorno durante un partido de tanta exigencia en un Mundial?

-Es difícil mentalmente, sobre todo en partidos que no intervienes tanto. La posición de portera es muy exigente, vamos siempre al detalle para saber qué has hecho mal en un error determinado. Tienes que intentar evadirte de cualquier cosa negativa de un partido porque puedes hacer un error en el minuto 1 y en el 90 ser la salvadora. Afortunadamente cada vez hay más gente que está viendo el fútbol femenino y que sabe valorar el trabajo de las porteras. Como el otro día con Endler, que encaja tres goles contra Estados Unidos pero todo el mundo reconoce que hace un partidazo, porque evita una goleada mayor.

-La clave será no dejarse influenciar por lo que se lee.

-Todos somos humanos y todos erramos. Porque veas un partido o dos y la portera no esté acertada no quiere decir que sea la peor portera del mundo. Puede que tuvieras una semana mala. Es igual que De Gea, que tiene una mala racha, como todos los jugadores tienen malas rachas. No hay que llegar hasta cierto punto en la crítica. En el caso de los porteros es más allá del fútbol, hay cosas específicas que solo la saben interpretar la gente que está en la portería, que saben el por qué de ese error o si la intervención que ha hecho es técnicamente buena o no. Mucha gente habla con desconocimiento pero evidentemente se puede expresar todo el mundo. Todas las que estamos aquí estamos concienciadas de que podemos leer las redes sociales pero no te pueden afectar porque desconocen tu situación, tu trabajo cada día… No te puedes dejar influenciar.

-¿El Mundial se sufre o se disfruta?

-Se dice que los Mundiales son para disfrutar pero es complicado cuando estás en la élite. Te juegas todo en cada partido y hay mucha presión. Quieres estar bien, no cometer ningún error… Son cosas negativas que te pueden venir a la mente y que no te hacen disfrutar. Lo haces después del partido, pero durante los 90 minutos tienes tanta concentración que no puedes hacerlo. Disfrutas si vas ganando 13-0 como Estados Unidos con Tailandia. Hasta entonces no hay manera. A veces me motivo con pequeñas acciones de mis compañeras, como una segada o un robo de balón.

-Lo de gritar tanto a sus compañeras durante los partidos, ¿de dónde viene?

-Desde pequeñita lo hacía. Mi voz es muy aguda, y cuando iba a jugar me gritaban desde la grada imitándome. Al principio me lo tomé mal, me daba vergüenza, y hubo una época en la que dejé de hablar. Luego dije 'a tomar por saco', esto es bueno para mí y me ayuda a estar concentrada. Desde entonces soy así, grito mucho a mis compañeras. ¡Muchas veces ni me oyen! No me hacen ni puto caso, pero eso te ayuda a estar metida en el partido. No intervenir es duro. Hay veces que no has tocado la pelota en 45 minutos. Necesito focalizarme en el balón y en todos los movimientos. Desde mi posición veo todo el campo y puedo dar información. Lo disfruto. Es super importante tener a alguien que informe. ¡Aunque a lo mejor no tanto como yo!

-¿Y su posición casi en el centro del campo cuando España tiene el balón?

-Con la manera que tenemos de jugar tiene que ser así. Jugamos con la línea de defensa muy adelantada, y con equipos como Sudáfrica o el Lyon con el Barça, la distancia con las defensas hay que calcularla bien porque hay gente que hace pases super precisos. Es difícil saber si tengo opción de salir a despejar o emterme en la portería, ver la trayectoria del balón para intervenir o no. Estoy ahí porque tengo que estar muy metida. Me motivo con la concentración, o gritando cuando Mapi va a una segada al suelo.

-¿Dan miedo las delanteras de Estados Unidos?

-Competir contra las mejores del mundo te da ese punto de respeto, de ganas de enfrentarte a las mejores. Cuando juegas contra equipos superiores no tienes nada que perder, solo tienes que disfrutar dentro de lo que cabe. Aprendes de la experiencia, creces y ojalá crezcamos rompiendo otro hito y pasando a cuartos.