Ricky Rubio transita por la NBA desde hace un par de semanas enfundado en un traje de estrella. Utah Jazz encadena siete victorias, la mejor racha abierta de una franquicia en el campeonato, y el base de El Masnou, de 27 años, es en gran parte responsable del momento dulce del equipo de Quin Snyder, que empieza a creerse sus posibilidades de alcanzar los 'play-off', aunque está aún a dos victorias de los Pelicans, el octavo de la Conferencia Oeste.

«Rubio está jugando a un nivel altísimo en estos momentos. Esto hace que los Jazz sean un equipo verdaderamente difícil de defender», admite Alvin Gentry, el técnico de los New Orleans Pelicans, una de las víctimas de Ricky en el último mes.

Los Jazz han pasado por encima de los Warriors, los Spurs o los Raptors. Han ganado seis de esos siete encuentros en la carretera y los números de Ricky en este racha son espectaculares: 20,7 puntos, 7,7 asistencias, 5 rebotes, 1,2 robos.

Son los mejores promedios en sus seis años en la NBA como si de repente, hubiera tomado prestada la capa de supermán de Lebron James o de Stephen Curry, decidido a dar un nuevo paso en su carrera.

«Queremos más», comentó el base catalán a las cámaras de la ESPN este pasado miércoles tras sellar la séptima victoria en línea en Menfis, ante los Grizzlies de Marc Gasol, con 29 puntos. Unos días antes fue el verdugo de los Spurs de Pau Gasol, a los que endosó 34 puntos, su récord de anotación en la Liga. Son dos botones de muestra de esa nueva faceta de francotirador. Ricky había construido una excelente reputación en la Liga como generador de juego o pasador. Pero también parecía consolidarse su imagen de mal tirador.

Su porcentaje de aciertos en esta racha (53,8% en tiros de dos, 56,5% en triples, 84,2% en tiros libres) desvela a un jugador diferente, que ha encontrado su lugar a las órdenes de Snyder, que le muestra una confianza plena. También ayuda el marcado perfil internacional del vestuario, de los que más en la Liga, con nombres como el del pívot francés Rudy Gobert, el base brasileño Raulzinho Neto o el australiano Joe Ingles en nómina. Incluso el técnico serbio Igor Kokosvov, que llevó a Eslovenia al título europeo de selecciones el pasado verano.

«El enfoque que hicimos cuando llegó era que tenía que ser sólido, dirigir al equipo ofensivamente y ayudar a sus compañeros. Desde entonces se ha sentido más cómodo liderando al equipo y creo que se ve el resultado», dice Snyder.

El cambio de los Timberwolves a los Jazz vivido este verano ha ejercido un efecto positivo en el base barcelonés, que languidecía en Minnesota donde los rumores de su traspaso no cesaron de surgir en sus dos últimas temporadas. En Salt Lake, pasado el duelo por el fallecimiento de su madre Tona a mediados del 2016, Ricky vuelve a divertirse, a sonreír en la cancha. «Me encuentro preparado con para dar el siguiente paso y alcanzar el siguiente nivel», dice. Ese nivel que separa una carrera sólida como la suya de la de un All-Star.