Victoria Azarenka no es la primera tenista que vuelve al circuito después de ser madre, ni será la última. Antes que ella también lo hicieron otras número 1 como Lindsay Davenport, Kim Klijsterso en otros tiempos la ahora polémica Margaret Court. Todas ellas conquistaron títulos en su segunda vida tenística y recuperaron el máximo nivel de juego que tenían antes. Como ellas, Azarenka, de 27 años, vuelve con la intención de renovar viejos éxitos y, ¿por qué, no? volver a ser número 1 mundial y ganar títulos.

Wimbledon es el primer gran reto de la tenista bielorrusa desde que tuvo a su hijo Leo el pasado mes de diciembre. "Vuelvo porque amo el tenis y me siento para competir al máximo nivel", anunció Azarenka cuando aterrizó en Mallorca hace un par de semanas para jugar su primer torneo desde que disputó su último partido en Wimbledon en el 2015, cuando cayó en cuartos de final ante Serena Williams, ahora, como ella había hecho, viviendo la gestación de su primer hijo y que, con 35 años, también está dispuesta a volver a las pistas cuando nazca.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

Bicampeona del Abierto de Australia (2012 y 2013) y número 1 mundial durante 57 semanas, antes de que se lesionara en la rodilla izquierda en el 2015 , el año pasado Azarenka había vuelto a las pistas y estaba en franca progresión tras ganar los torneos de Brisbane, Indian Wells y Miami cuando supo que estaba embarazada y tuvo que dejar de jugar otra vez. El parón la hizo caer hasta el puesto 678 mundial y en su reaparición en Mallorca ganó sus primeros 30 puntos al superar la primera ronda. Semifinalista en Wimbledon en dos ocasiones, Azarenka ha aprovechado la invitación de los organizadores para acceder a los octavos de final del torneo. "Estoy viviendo esto como una nueva oportunidad. Este es un nuevo capítulo de mi vida, una segunda carrera para mí, no un regreso", ha explicado la tenista, que el lunes se enfrentará a la rumana Simona Halep, número 2 mundial.

"Me siento más en forma que nunca y estoy en camino de jugar mejor que antes"

Azarenka ha vuelto a las pistas con una renovada ilusión, algo parecido a lo que les ha sucedido a Roger Federer y Rafael Nadal, también ausentes una larga temporada y ahora luchando por los grandes títulos de nuevo. "El descanso me ha venido bien. Me siento más en forma que nunca y estoy en el camino de jugar mejor que antes", asegura Azarenka que, inicialmente, no tenía decidido volver hasta el Abierto de Estados Unidos, pero decidió adelantarlo porque "quería jugar partidos".

Su nueva situación de mamá tenista le ha hecho reivindicar la situación en inferioridad que tienen, como ella, otras jugadoras también madres. "Los chicos tienen el lujo de disponer de guarderías en todos los torneos y ya es hora de que las mujeres tengan las mismas facilidades. Ya he hablado con la gente de la WTA para que adopten medidas similares", decía Azarenka. Ella puede pagarse una canguro para cuidar a su hijo Leo, pero otras jugadoras, no.

En Wimbledon está con su madre, el padre de su hijo, el estadounidense Bill McKeague, y una cuidadora. "Me encanta despertarme a media noche porque Leo tiene hambre, pero cuando juegas es importante descansar", asegura. Por eso se queja también de que los organizadores de los torneos no tengan en cuenta a las mamás tenistas. "Es complicado planificar los entrenamientos cuando tienes hijos pequeños", asegura. Pero es feliz por su nuevo estado. "La vida me ha cambiado por completo. Es realmente genial poder jugar y estar aquí con mi hijo. Quien sabe, con un poco de trabajo quizás dentro de 20 años vuelvo aquí para ver jugar a Leo", bromea, aunque conociéndola quizás habrá que tomarla en serio.