Entre los malos momentos que atraviesa el Madrid, un desafortunado gol en propia puerta es capaz de catapultar una nueva estrella en el Bernabéu. El equipo de Solari no se impuso al Valladolid en ningún momento, el plan prestablecido de Sergio salió a la perfección hasta que, en el minuto 80, la suerte marcó el devenir del partido. Vinicius se ha convertido, alumbrando como un candil de aceite, en el faro a seguir para un Madrid desnortado.

En su estreno en Liga, Solari eligió mantener la apertura en la banda con Asensio y prescindir de Isco, que descansó en Copa. Por el camino se dejó atrás la propuesta de Melilla y se plegó al descompensado 4-3-3. Bale, en la derecha, no encontró más presencia en el juego que en busca de los balones colgados y renunció a perseguir al lateral vallisoletano Nacho. La presencia de Asensio por la izquierda, como su temporada, se fue apagando con el paso del tiempo.

El Madrid comenzó disfrutando de una posesión abusiva, ante un Valladolid que fue llegó al Bernabéu con las prioridades claras, primero defender. La circulación local era previsible, cansina, como quien acomete una labor con la desidia de la obligación. En frente, el compromiso de los de Sergio fue encomiable.

Las llegadas del equipo de Solari, tan numerosas como inocuas, se limitaron a centros laterales. El Madrid estuvo sometido a los deseos del Valladolid y solo jugó por donde le dejó el equipo de Sergio, replegado en tres líneas perfectas y juntas entorno a su área.

Con la media hora llegó la primera posesión larga del Valladolid, que terminó en un mano a mano de Leo Suárez con Courtois y levantó los primeros pitos en el Bernabéu, transformados en bronca multitudinaria minutos después. El partido no volvió a ser el mismo.

El Valladolid empezó a disfrutar con el balón en los pies y a encontrar los espacios que le habían negado sistemáticamente a un Madrid que solo despertó con los silbidos de su grada y lo hizo para entregar su causa a la desesperación y la impaciencia. La jovialidad pregonada por Solari desde su llegada se quedó en agua de borrajas ante la eficiencia y la seriedad del Valladolid. Los cabizbajos jugadores locales se marcharon al descanso bajo la indignación de su afición.

Entre la frialdad y la impaciencia del estadio, Isco se preparaba en la banda y el Madrid disfrutó de su momento de más inspiración en el partido. Solari apostó fuerte, quitó a Casemiro para dar entrada al malagueño, que se colocó por delante de Kroos y Modric. A la siguiente jugada, el Valladolid estrelló el balón en el larguero de Courtois.

El intercambio de golpes en el que se transformó el partido favoreció al Valladolid, rebosantes de confianza con el balón en los pies. Los espacios a la espalda de la defensa del Madrid se multiplicaban conforme crecía la ansiedad, la precipitación y la imprecisión entre las filas blancas.

Solari quitó a Bale, bajo una intensa pitada, y a Asensio para dar entrada a Lucas Vázquez y Vinicius, el único que levantó aplausos, en lo que fue su última intervención directa en el partido. El Madrid retorno al 4-2-3-1 con el que ganó en Melilla y el equipo mejoró algo en ataque, solo con la presencia de dos extremos puros y la amplitud que provocaron.

La jugada del gol define el partido y el momento del Madrid, entregado al entusiasmo de un niño de 18 años. Una jugada de Vinicius, culminada con un medio centro, medio tiro, sin demasiado peligro, rebotó en el defensor pucelano Kiko Olivas para despistar a Masip.

El Bernabéu quedó a partir de ese momento preso de la ilusión en torno a Vinicius, hasta el punto de que Ramos, ya casi en el descuento, cerró el partido con un penalti entre las exigencias de la grada para que fuera el brasileño el ejecutor de la pena máxima.

Real Madrid - Valladolid (2-0)

Real Madrid: Courtois; Odriozola, Nacho, Sergio Ramos, Reguilón; Casemiro (Isco, m.56), Kroos; Bale (Lucas Vázquez, 71), Modric, Asensio (Vinicius, m.73); y Benzema.

Real Valladolid: Masip; Moyano (Cop, m.85), Kiko Olivas, Calero, Nacho; Antoñito, Alcaraz, Míchel, Leo Suárez (Óscar Plano, m.76); Toni Villa (Verde, m.69) y Enes Ünal.

Goles: 1-0, m.83: Olivas en propia puerta. 2-0, m.89: Ramos de penalti.

Árbitro: Gil Manzano (colegio extremeño). Amonestó a Asensio (44) por el Real Madrid.

Incidencias: encuentro correspondiente a la undécima jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 68.050 espectadores.