El Real Madrid Real Madridse derrumbó en el Benito Villamarín tras la conquista del clásico y un liderato liguero que le duró siete días, antes de sacar a relucir la peor de sus imágenes de la temporada, alcanzando a la mostrada en Son Moix en el partido que fue punto de inflexión, con apatía, conformismo y una injustificable relación que pueden ser argumentos para ocultar la falta de fútbol de un proyecto que se tambalea.

«Teníamos que haber jugado con más intensidad», confesó Sergio Ramos nada más acabar el partido como una de las numerosas causas del descalabro madridista ante un equipo como el Betis que vivía una profunda crisis de resultados. El Madrid había permitido su resurrección, reculando metros en el terreno de juego y dejando crecer la autoestima del rival. No hubo respuesta en el capítulo ofensivo en el primer acto más que una acción de voluntad de Marcelo que acabó en penalti y en el segundo llegó a arreones en el final cuando fueron conscientes de la magnitud del error.

Falta de intensidad

Bastaron unos minutos para comprobar la falta de intensidad con la que saltaron los jugadores de Zinedine Zidane. Faltó agresividad en la disputa, intensidad defensiva y velocidad ofensiva cuando tuvo la posesión. Tan lenta que no provocó peligro ni desequilibrio. Solo encaró Vinicius al rival y los centros siempre fueron previsibles desde los dos costados. No presionó arriba a un Betis que se sintió cómodo.

Los dos goles encajados por Courtois, que fue salvador hasta que los errores de sus compañeros le dejaron, mostraron la relajación. Un exceso de confianza de Sergio Ramos en inicio de jugada y un pase al centro blando de Benzema que provocó un contragolpe letal. El Real Madrid fue un equipo sin alma.

Un rival de otra liga

El Real Madrid ha ampliado sus problemas ante equipos que pelean por otros objetivos más modestos en Primera. Solo una victoria en las cuatro últimas jornadas y ante su gran rival, el Barcelona. Su empate ante el Celta y las derrotas en las visitas a Levante y Betis aumentan una tendencia mostrada todo el curso: en cuanto se cree superior sale malparado. Su potencia nace de la unión en el esfuerzo, de jugar con las líneas juntas y ser un bloque solidario. Si la mentalidad con la que encara sus partidos no es la adecuada, se acerca a la imagen con la que el pasado curso lo perdió todo.

Militao hace aguas

Nadie en el club dio una explicación a la salida cedido de Álvaro Odriozola al Bayern en el mercado invernal. Justo en el momento cuando iba a jugar en Copa del Rey y debía estar preparado para suplir a Dani Carvajal si llegaban sanciones o alguna inesperada molestia. Nunca fue del agrado de Zidane pero siempre habría sido mejor opción que un central como Militao cayendo a banda y sufriendo todo el partido ante el Betis. Aportación ofensiva nula y malos momentos para contener las acciones del rival en labores defensivas.

Sabiendo que perdía esa banda, el técnico francés modificó su sistema para situar a un extremo como Lucas Vázquez y apostó por Marcelo para tener más recorrido en la banda izquierda, pensando en las incorporaciones al ataque ante una zaga bética dubitativa este curso. La intensidad que demandaba el duelo pedía la presencia de Mendy y el Real Madrid con el cambio de dibujo perdió consistencia en la medular.

Fede Valverde en el banquillo

Las decisiones tomadas por Zidane no funcionaron. La resurrección de su equipo se debió en gran parte a la explosión de Fede Valverde. Su suplencia en Sevilla y la salida tardía al terreno de juego mostraron las razones por las que Luka Modric y Toni Kroos ya no juegan juntos. La figura del uruguayo junto a la de Casemiro son imprescindibles para el equilibrio del Real Madrid.

Y Gareth Bale sentenciado

Sin referentes en el terreno de juego que saquen del apuro al Madrid en sus malos momentos. Con Hazard recién operado y una falta de gol alarmante, Bale sigue viendo los partidos desde el banquillo. Zidane no recurre a él ni cuando todo se tuerce. Desistió de su último intento de resurrección del galés, que definitivamente ha desaparecido del terreno de juego. Sin embargo es el jugador de la plantilla que más capacidad de generar acciones de gol tiene porque Benzema, pese al tanto que rompió su sequía por el penalti cedido por Ramos, sigue nulo en ataque tras dejar de ser decisivo en los últimos metros. Y el Real Madrid lo acusa en el momento clave de la temporada.