El Real Madrid busca el pase a su octava semifinal consecutiva en Liga de Campeones, en una eliminatoria prácticamente sentenciada tras el 0-3 de Turín, pero en la que guarda máximo respeto a un grande de Europa como la Juventus que necesita un milagro sin su referente ofensivo Paulo Dybala.

Ningún equipo en la historia de la Liga de Campeones levantó tres tantos de desventaja en una eliminatoria. Sumado a que el Real Madrid encadena once partidos consecutivos ganados de cuartos de final en el Santiago Bernabéu, donde no pierde en esta ronda desde hace 27 años, y la ausencia del mayor peligro del conjunto italiano, el delantero argentino Dybala, convierten el reto de la Juve en una misión imposible y sería hazaña histórica.

Al Bernabéu llega la reedición de la última final del torneo de mayor prestigio, con los buenos recuerdos de Cardiff instalados en el madridismo, dispuesto a saborear otra noche mágica europea. El Real Madrid se transforma en su competición preferida, a la que ha apostado todo en una temporada que será grandiosa si logra su tercera Champions consecutiva o para el olvido si no consigue ningún título grande.

Después de eliminar al PSG con la autoridad del rey de Europa, sin estar dispuesto a ceder el trono a uno de los candidatos, el duelo ante la Juventus vuelve a convertir al Real Madrid en favorito. Los tres tantos en el Juventus Stadium, donde Cristiano Ronaldo dejó una imagen para los tiempos con su perfecta chilena, convierten a los de Zinedine Zidane en un rival temible, sin freno en competición europea con un técnico con el que ganó todas las eliminatorias disputadas.

HISTORIA // La Juventus fue el último equipo capaz de eliminar al Real Madrid y su historia hace que Zidane no se fíe pese al abultado marcador de la ida. Reservó a jugadores en el derbi madrileño liguero, en el que Cristiano tan solo jugó una hora, y saldrá con su equipo de gala salvo en defensa donde tiene problemas. La Juventus por su parte, visita al Real Madrid con el objetivo de remontar el contundente 0-3 sufrido en la ida, sin poder contar con el argentino Dybala, expulsado en Turín, pero sí con el bosnio Miralem Pjanic. Esa derrota interrumpió una racha de 27 partidos europeos sin caer en casa y le obliga a protagonizar una hazaña que nunca logró un equipo.

Allegri ha asegurado repetidamente que la eliminatoria está muy cuesta arriba para su equipo, pero recordó que en el fútbol puede pasar de todo y que el equilibrio puede romperse «en una fracción de segundo». Una idea compartida por la plantilla bianconera, al punto que Claudio Marchisio, uno de los líderes de vestuario, escribió recientemente en sus redes sociales que «quien piense que esto se ha acabado es porque no es uno de nosotros».