Un proyecto muy diferente al del otro equipo ascendido a Segunda como campeón, el Fuenlabrada, ha sido el del Racing de Santander, con una estructura “de equipo de Segunda e incluso de Primera”, explican fuentes periodísticas de la ciudad cántabra. Porque el grupo Pitma se hizo cargo del club con una situación de acuciantes deudas y “los nuevos se dejaron la pasta y mantuvieron una estructura que no era de Segunda B”.

Para la dirección deportiva se contrató al Chuti Molina, “con experiencia en el fútbol de élite en el Betis o el Celta” y que “apostó montando un equipo con mucha gente de calidad”. Incluso los sub-23, con un mínimo obligatorio en Segunda B, “que algunos equipos los tienen de relleno, aquí aportaron muchísimo, estilo Lombardo o Cayarga, que fueron titulares”.

El entrenador sí es diferencial

Un factor esencial, en este caso coincidente con el del Fuenlabrada, es acertar en la elección del entrenador. El Racing apostó por Iván Ania, “que lo había hecho bien en equipos modestos y en el Racing ha manejado bien el vestuario y ha gestionado los egos”.

Porque para subir a Segunda el Racing contrató, directamente, a jugadores con experiencia en Primera. Jordi Figueras, David Barral o el cordobés Álvaro Cejudo “no fueron diferenciales, pero aportaron bastante, y por ejemplo Barral, después de ocho años en Primera, aunque ya no es el mismo te fija a la defensa rival”. En definitiva, una plantilla “buena e intimidatoria que ha costado dinero, con una inversión bastante gorda”.

Dos millones de gasto en plantilla

De hecho, el equipo cántabro comenzó la temporada con una previsión de presupuesto de 3 millones de euros que se alargó a los 3,5 millones por la obtención de más ingresos, de los que “dos millones prácticamente se han gastado en plantilla”, explican estas fuentes. Además, “a muchos se les ofreció renovación automática si se ascendía, los jugadores que bajan a Segunda B lo hacen porque el club es atractivo, el proyecto es bueno y saben que si suben se quedan en el Racing”.

Pero no solo con dinero, veteranía, calidad y un técnico que dé con la tecla se logra el ascenso a Segunda. “Al campo fueron 22.000 personas el día del play-off -ante el Atlético Baleares- y a domicilio iban 1.000 aficionados a cualquier campo, eso ha ido enganchando al equipo, matizan estas fuentes.

El Racing dominó con gran contundencia el grupo 2 de Segunda B, finalizando campeón con dos jornadas de antelación y perdiendo un solo partido en casa. Aún así, a pesar de la inversión y del nivel de la plantilla, superó el play-off de campeón por el valor doble de los goles ante el Atlético Baleares. Botón de muestra de que nada garantiza totalmente el éxito en Segunda B.