El Córdoba perdió el pasado domingo ante el Nàstic de Tarragona y no solo lo hizo por la expulsión de Miguel de las Cuevas. Cierto es que hasta entonces, cuando casi se cumplía una hora de partido, el encuentro había estado igualado. Piovaccari había tenido un mano a mano ante el portero local Bernabé, igualando el que tuvo Luis Suárez ante Carlos Abad, en la primera parte. Ninguno de los dos delanteros acertó y se llegó con el empate a cero a aquel fatídico minuto 56.

Aunque entre semana se especuló con que ambos entrenadores podían recurrir al sistema de cinco defensas de inicio, finalmente vimos en el campo una disposición inicial de cuatro defensas, cuatro centrocampistas y dos delanteros en el Nàstic; y un dibujo de 4-1-4-1 elegido por Curro Torres para su equipo. El partido llegó al minuto 56 con el empate inicial a cero, y fue entonces cuando Miguel de las Cuevas cometió el error que pocos jugadores de su veteranía pueden permitirse. Bien es cierto que Torres apela a sus jugadores a que saquen la pelota jugada desde atrás, y De las Cuevas asumió el mando en esta faceta ante la falta de frescura de Álvaro Aguado, que tras un mes en el dique seco tuvo que reaparecer en Tarragona y aguantar los 90 minutos. La pérdida de pelota del mediapunta alicantino ante Thioune le llevó a tener que agarrar a Luis Suárez cuando este embocaba la portería de Carlos Abad, libre de marca. Expulsión por roja directa, falta al borde del área, golazo de Fali -central del Nàstic que ya lleva tres tantos en Liga- y media hora en la que el Córdoba tuvo que jugar con un futbolista menos.

Pero la propia jugada evidencia el déficit táctico que arrastraba el Córdoba hasta entonces. El técnico de los locales, Enrique Martín, había conseguido que sus dos extremos, Pipa y Javi Jiménez, arrinconasen a Loureiro y Quezada, los laterales del Córdoba. Jaime Romero estuvo más ocupado de seguir al lateral izquierdo de los catalanes, Abraham, que de correr la propia banda para generar superioridad ofensiva en ataque. La baja forma de Aguado unida al retraso en su posición de De las Cuevas hizo que el balance en el centro del campo fuese negativo para los intereses blanquiverdes. Este factor se vio mucho más claro cuando el equipo de Curro Torres tuvo que buscar el empate con un jugador menos. El técnico de Ahlen introdujo a Andrés Martín, Quim Araújo y Jesús Valentín y cambió el sistema a uno de tres centrales, un carrilero zurdo -casi siempre fue Andrés- y uno diestro, Loureiro, francamente agotado por el paso del encuentro. El equipo se rompió en el centro del campo por la falta de frescura de Aguado y el estilo un tanto anárquico de Quim, y solo la falta de acierto de Manu Barreiro, Luis Suárez -negado de cara a portería-, Pipa y Pol -que estrelló un balón en el poste- impidió que la derrota fuese más sonrojante. Mención aparte requiere el guardameta Abad, que hizo varias paradas de mérito.

Pero el fútbol es tan caprichoso que si la chilena de Piovaccari hubiera entrado hoy hablaríamos de un empate a uno. Bernabé quiso su cuota de protagonismo y la obtuvo con una mano salvadora junto a la escuadra. El Córdoba reclamó antes un penalti sobre el propio Piovaccari pero hubo otro muy claro también en el área del Córdoba, cometido por Loureiro sobre Pol.

Muchos pueden argüir que el resultado y la malísima sensación de los 30 últimos minutos se deben al hecho de jugar con uno menos. Pero este Córdoba debe ofrecer mucho más, con 11 y con 10 en el terreno de juego, ante el colista de la categoría. La pelea en el centro del campo estaba siendo perdida antes de la acción de De las Cuevas, y se echa en falta un delantero que le compita a Piovaccari dada la edad de este, aunque en los últimos partidos está demostrando un orgullo propio que no está siendo emulado por algunos compañeros.

Para el duelo del próximo domingo ante el Rayo Majadahonda el técnico Curro Torres deberá ajustar algunas piezas y buscar el remedio táctico y también anímico para que los blanquiverdes salgan al campo conscientes de lo que se juegan. Aferrarse al tren de nueve equipos entre los 20 y los 22 puntos o cerrar la primera vuelta descolgados de la permanencia. Esa es la cuestión.