Wembley queda, de momento, como un simple paréntesis. Bonito, pero ciertamente un paréntesis porque el Barça vive antes y después de ir a la catedral londinense en un agujero al que no se le ve fondo. Es, sin duda, la peor época de Valverde en la Liga, incapaz de ganar en los cuatro últimos partidos. Hasta el técnico, que se quedó sin agotar los tres cambios en Mestalla, es consciente de que el botín es tan mísero que obligará a tomar medidas urgentes.

Para empezar que la defensa no reciba goles. "Me siento bien fisícamente, el día del Leganés cometí un error muy grave. Hay mucha gente que me tiene ganas y me esperan. Gente que me la tiene guardada. Que aprovechen y salgan de la cueva, que les toque un poco el sol. Cada vez que hay un gol es culpa mía", aseguró Piqué.

Mísero resulta que el campeón solo haya arrancado tres puntos de los 12 últimos en juego. Algo que no había ocurrido desde que el ‘Txingurri’ se sienta en el banquillo del Barça. Justamente era eso, una gran fiabilidad y solvencia, lo que caracterizó su obra durante la pasada temporada. Ahora todo eso se ha perdido porque no para de coleccionar errores defensivos a cada partido que juega.

No sabía Valverde que aquel empate con el Girona en el Camp Nou (2-2) era el inicio de una racha negativa que tendría su momento cumbre con la derrota en Butarque ante el colista de la Liga, el Leganés (2-1). Una racha que se prolongó después con el empate del Athletic en el Camp Nou (1-1), que tuvo se epílogo en Mestalla (1-1).

No es únicamente solo perder nueve puntos en menos de dos semanas, incapaz además de hurgar en la herida del Madrid, aprovechando esa caída en Vitoria. Pero no hay manera de que el Barcelona de Valverde sea esta temporada un curso estable. El Madrid suma cuatro puntos de 12; el Barça, tres. Y el Sevilla de Machín, entretanto, va a la suya, junto al Atlético de Simeone. Ellos no fallan; el Barça, sí.

Pero por encima de los tristes resultados que deja en ese deprimente paso por la Liga hay también otro realidad que daña al Barça. Ha encajado nueve goles en apenas ocho jornadas. En la temporada pasada, necesitó 20 partidos de Liga para recibir esos nueve tantos.

Recobrar la solidez

Piqué, que ha aparecido en las fotos de los goles encajados en estos días de caos, quiso dejar su último mensaje. "Al ser el más veterano de la línea defensiva y el jugador que más ocupa las portadas en la prensa entiendo que cuando no salen bien las cosas la persona a la que siempre se apunta es a mí", comentó el central, cansado de que "la gente" (no precisó a quien se refería aunque no solo hablara de la prensa de Madrid "sino también de Barcelona") esté esperando un error suyo para culparle.

"Es moda que cada vez que recibamos un gol sea culpa de Piqué, pero estoy totalmente acostumbrado", comentó el central azulgrana. Sea quien sea el responsable lo que resulta evidente es que el Barça no sabe cuidar la portería de Ter Stegen. Piqué pide a los que le esperan que salgan de “la cueva”, convencido de que logrará recuperar la solidez y estabilidad necesaria atrás. Sin ella no hay paraíso para el Barça.