Desde hace mucho, mucho tiempo, la prensa británica ha encendido la mecha contra el conjunto ciclista del Sky, su mánager general, Dave Brailsford, y las dos grandes estrellas que han pasado (o están) en este equipo, considerado como el de mayor presupuesto, Brad Wiggins, ganador del Tour del 2012 (uno de los más aburridos de la historia), y Chris Froome, vencedor en París los años 2013, 2015, 2016 y 2017. El último episodio, este domingo, en las páginas del diario 'The Guardian', donde se han publicado las conclusiones de la comisión del Parlamento británico que ha investigado si 'sir Wiggo' se dopó en su victoria de hace seis años.

A los medios informativos británicos no les faltan motivos, sobre todo porque el Sky y su jefe, Brailsford, siempre han presumido de métodos de entrenamiento sofisticados, de aprovechar al máximo cualquier nueva técnica, desde posiciones en la bici hasta alimentación, para mejorar y ser los mejores del pelotón. Y, en esa dinámica, saltan las dudas cuando se confirma la entrega de un paquete sospechoso en el Critérium del Dauphiné del 2011, remitido a Wiggins, y Froome se encuentra en plena encrucijada para demostrar su inocencia de un presunto dopaje en la Vuelta a España del 2017, que ganó.

El informe en la prensa

Sin embargo, el informe parlamentario, publicado por 'The Guardian' y que refleja también este lunes el resto de la prensa británico, no deja de ser --preocupante por su procedencia y el oficio de quienes lo han elaborado-- un cómputo de sospechas hacia Wiggins que, por suerte o por desgracia, seguramente no llegarán a ninguna parte más allá de poner en duda a un corredor que siempre había presumido y defendido la limpieza médica en el deporte.

El informe de 52 folios ha sido elaborado por el Comité Digital, de Cultura, Medios y Deportes de la cámara de los Comunes y ataca directamente al Sky al que se cuestiona de usar el corticoides denominado triamcinolona (el nombre ya llevaba varios meses en la escena pública) más allá del tratamiento terapéutico del que el corredor tenía el correspondiente permiso médico (TUE o Therapeutic Use Exemptions). En concreto, el informe indica que "los fármacos fueron utilizados dentro de las reglas de la Unión Ciclista Internacional (UCI) aunque no solo por necesidad médica si no para mejorar el rendimiento de los ciclistas".

El ejemplo de los años 80

Pero, ¿se uso con esta finalidad? Es la gran duda. En los años 80 e inicios de los 90 los corticoides estaban plenamente extendidos en el pelotón. Servía no solo para quitar los lógicos dolores e inflamaciones por el agotador pedaleo de tres semanas de competición, sino para camuflar la dolencia y mejorar muscularmente. Se permitía a un ciclista, por ejemplo, presentar la receta de su médico si aparecía en el control antidopaje rastros de corticoides. Ahora, está prohibido y el ciclista debe acudir ante los inspectores médicos con la correspondiente TUE en la mano; de lo contrario se arriesga a una sanción.

El informe parlamentario pone especial énfasis en el paquete que Wiggins recibió en el Dauphiné del 2011, unos inyectables de triamcinolona que, si utilizó, en este caso sí supondría una vulneración en las normas antidopaje puesto que no se podía inyectar el último día de competición. Esta es la sospecha del Parlamento británico.

La defensa

En cualquier caso, el informe cerrado en noviembre no ha podido presentar de forma clara y consistente pruebas que demuestren que Wiggins se dopó, por lo que parece muy complicado que la Unión Ciclista Internacional (UCI) pueda abrirle un proceso sancionador y, mucho menos, desposeerlo de su triunfo en el Tour del 2012.

Tampoco ha sido ninguna sorpresa que Wiggins haya utilizado las redes sociales para protestar y defender su inocencia, al igual que ha hecho el conjunto Sky. "Me parece muy triste que se pueda acusar a personas de realizar cosas que nunca han hecho y que luego son consideradas como hechos. Rechazo enérgicamente la acusación de usar fármacos sin necesidad médica".

El medicamento en cuestión

La triamcinolona, de hecho, es un corticoide más, que se puede usar en forma tópica, oral, inyectada y hasta inhalada y que se utiliza en el tratamiento de la artritis, la gota, el reuma, la tendinitis, diversos procesos de dermatitis, rinitis y hasta en el tratamiento de algunos casos de asma.

Cualquier deportista, en concreto los ciclistas, ante una inflamación puede hacer uso de este medicamento siempre y cuando disponga de la correspondiente TUE. En el supuesto de no tener la autorización médica se arriesga a una sanción que puede ir de los seis meses a los dos años.