A falta de demostrar en el campo, donde se ganan los puntos, la teórica superioridad que por presupuesto y por plantilla tiene ante sus rivales, el Córdoba CF debe dar en el Estadio Enrique Roca de Murcia un paso más en intensidad, lo que su nuevo entrenador, Pablo Alfaro, definió en su presentación como «demostrar las ganas de vencer y la ambición».

En su camino exprés de solo cuatro días para reconvertirse en un equipo «presionante, que quiera ir a por los rivales y que vaya a por la victoria» desde el primer minuto, el Córdoba CF de Pablo Alfaro debe mudar su piel. Con Juan Sabas, el equipo adoleció de falta de mordiente en la fase de presión. El propio técnico madrileño reconoció que salió al campo del Linares, en el partido que le costó el puesto, con la intención de llegar 0-0 al descanso.

Ese plan, en parte contemplativo, ya no sirve. La entidad blanquiverde ha confiado en Pablo Alfaro para rearmar un proyecto que sigue teniendo como objetivo el ascenso. Y, por ello, se espera que el entrenador aragonés modifique algunos conceptos que tienen tanto de táctico como de anímico. Morder en cada balón, jugar en campo contrario y transmitir garra, pasión, intensidad y mordiente en cada jugada en disputa.

Pasarán semanas hasta que el estilo de juego de Alfaro sea captado y puesto en práctica por sus jugadores. De momento, el nuevo técnico blanquiverde trata de mentalizar a sus jugadores para que la actitud, la forma de encarar los duelos, cambie radicalmente. El ambiente no será el propicio para ello. El Estadio Enrique Roca acogerá el primer partido con público tras semanas de confinamiento y lo hará con más de 6.000 aficionados pimentoneros en sus gradas. Ello será un factor importante que no va, precisamente, a favor de los intereses del Córdoba CF.

Por ello, en sus primeras sesiones de trabajo, también ayer en el entrenamiento realizado en la Ciudad Deportiva, Pablo Alfaro ha insistido en la presión en campo contrario y en la disputa con garra, con entrega. La diferencia en el método de trabajo con su antecesor, Juan Sabas, es evidente. Pablo Alfaro es un técnico muy metódico y que corriUn cambio de actitud ge constantemente a sus jugadores. Sus charlas iniciales duran más de 10 minutos y son muy explicativa.

Posteriormente, en primera persona aunque ayudado por su cuerpo técnico, supervisa los ejercicios y muestra un carácter muy dialogante. Si la planta noble de El Arcángel pretendía un cambio de rumbo, este giro de timón es más que evidente solo con observar los entrenamientos. En este sentido, Sabas era un entrenador atípico. Después de las primeras instrucciones, de carácter general, observaba los entrenamientos desde una posición lejana mientras su segundo y los preparadores físicos eran los encargados de mandar los ejercicios. Sin embargo,

Pablo Alfaro es radicalmente diferente en ese aspecto. Calienta con sus jugadores - su forma física es envidiable-, explica cada ejercicio, interrumpe el trabajo para dar nuevas indicaciones y charla con algunos futbolistas para explicar, corregir o ampliar el trabajo. De hecho, en el entreno de ayer se mostró muy dialogante con los capitanes y muy cercano a los chavales del filial que entrenaron con el primer equipo. Se le vio bromear con Luismi, al que le cayó alguna que otra colleja cariñosa, y en general estuvo muy cerca de los jugadores.

En apenas media semana de trabajo, el técnico aragonés trata de mentalizar a los suyos de la importancia de comenzar el nuevo ciclo con una victoria que no solo sería terapéutica en lo anímico, sino también muy importante en lo meramente clasificatorio, ya que metería de lleno al equipo blanquiverde en la pelea por los tres primeros puestos. Lo mínimo que se le exige al Córdoba CF: estar en la segunda fase por el play off. Algo que se daba por hecho pero que a día de hoy no se cumple. Y nada mejor que un cambio de actitud para empezar a conseguirlo.