Ningún cordobesista quiere estar en Segunda B. El descenso fue un palo enorme y la dificultad para ganar partidos demuestra hasta qué punto la división de bronce es un fangal en el que cuesta mover las piernas y sacar la cabeza. Pero ello no es óbice para disfrutar de partidos con un ambiente propio de divisiones superiores. Ayer, tanto la afición blanquiverde como los más de 400 hinchas desplazados desde Badajoz demostraron que se puede llevar a cabo una animación de categoría para amenizar un partido intenso y vibrante por momentos, y en el que otras cosas fuera del terreno de juego también destacaron.

A la tradicional pitada antes del inicio del partido dedicada al presidente del Córdoba CF, Jesús León, se unió tras el arranque de la segunda parte una curiosa coreografía. Muchos aficionados blanquiverdes encendieron la linterna de sus móviles para iluminar el terreno de juego mientras los focos iniciaban su lenta arrancada.

Los dos marcadores dejaron de señalar el minuto de juego en la segunda parte por orden del árbitro

Con la iluminación adecuada parece que el Córdoba CF comenzó a carburar y llegaron los mejores minutos de los blanquiverdes. Aún en la penumbra el Badajoz pudo marcar su segundo tanto. El palo y el linier evitaron que la renta fuera mayor para los extremeños. Pero, por suerte, el equipo de Enrique Martín cuenta con Owusu. El mejor del Córdoba CF ayer. El atacante africano se echó el equipo a sus espaldas e hizo vibrar a la afición con un recital de cabalgadas por banda, bicicletas, peligrosas internadas en el área rival y, finalmente, en el minuto 54, con algo de suerte eso sí, con un gol que puso el empate en el luminoso.

Porque el resultado fue lo único que mostraron ambos marcadores en la segunda parte, tanto el de preferencia como el de fondo sur. El árbitro había pitado el final de la primera mitad cuando el luminoso de preferencia indicaba que aún era el minuto 44. No hizo caso de las protestas de los jugadores blanquiverdes el colegiado Muñoz Piedra, que le explicó al delegado de campo local que por su reloj el tiempo estaba cumplido. Así, el árbitro decidió que en la segunda parte no se mostrase el tiempo en ninguno de los dos marcadores, por lo que a muchos aficionados y, en especial, a los periodistas que cubrían el partido, se les hizo difícil anotar los minutos en los que sucedían las jugadas más destacadas. «¿En qué minuto vamos?» fue una pregunta que se repitió en la grada de El Arcángel.

Tanto la hinchada blanquiverde como los 400 extremeños dieron gran animación

Una grada tan acostumbrada a los sinsabores que no cejó en su aliento con el gol del Badajoz en el minuto 1 y que disfrutó de lo lindo con el recital ofensivo de Owusu. El africano, un futbolista eléctrico y muy llamativo, se ha ganado a la afición del Córdoba CF, que llegó a corear su nombre.

El cordobesismo está hambriento de héroes, de figuras a las que agarrarse. Y Owusu parece dispuesto a darles destellos de calidad y oficio, mucho oficio. No pudo ser la victoria, pero la imagen del africano pidiendo la pelota en los minutos finales y quejándose cuando no se la pasaban es un síntoma positivo. Cuando no es posible ganar, el entusiasmo y la actitud permiten que la afición blanquiverde despida con un aplauso a sus jugadores. Algo que, la pasada temporada, muy poquitas veces ocurrió.