Otra vez en Lisboa se quedaron varados los sueños de la afición colchonera de coronarse por fin campeona de Europa. Seis años después de que el gol de Sergio Ramos en el tiempo añadido le despojara de un título que ya saboreaba, el Estadio da Luz apagó de nuevo este jueves la ilusión del Atlético, que con más fe que argumentos reales se veía capaz de levantar la 'orejona' al cielo lisboeta. Sonó el despertador y el Atlético topó con la cruda realidad: la temporada ha sido decepcionante y ni siquiera la joya de la corona (que no es Joao Felix, sino Diego Simeone) escapa a las críticas.

Apeado de la lucha por la Liga desde muy temprano y eliminado vergonzosamente de primeras en la Copa por la Cultural Leonesa, el Atlético apenas ha tenido dos momentos ilusionantes esta temporada: tumbar al Barça en la semifinal de la Supercopa de Arabia (una alegría fugaz, pues el Madrid le derrotó en la final) y destronar en Anfield al vigente campeón de la Champions, el Liverpool, una gesta a la postre igualmente baldía.

La insinuación de Nagelsmann

"La sensación es de amargura, pero sé que lo dieron todo, se cierra una buena temporada", expresó el técnico argentino después de que el descarado Julian Nagelsmann (33 años) le desnudara sobre el césped al frente de un club sin historia, un RB Leipzig creado en el 2009. El técnico alemán, además, insinuóque el Cholo tuvo algún gesto antideportivo al descanso en el túnel de vestuarios: "Yo no lo hubiera hecho. No voy a dar detalles, pero hay cámaras...".

"Fue un año muy duro, larguísimo, con 60 días parados. Volver a jugar 11 partidos seguidos con la presión de entrar en Champions sí o sí. Una semana parados, volver a entrenar. Intentamos dar todo, no salió", recitó un conformista Simeone, destacando que su equipo llegó más lejos que el año pasado en la Champions y que en la Liga, después de ir sextos, acabaron terceros en el esprint final. Más duro y realista fue Saúl Ñíguez analizando la eliminación. "Han creado siempre superioridad en muchas zonas del campo. No estábamos cerca de robar, ni siquiera de llegar cortar", señaló el canterano. Algunos vieron un atisbo de crítica al planteamiento del Cholo. Improbable.

MUCHOS MILLONES EN EL BANQUILLO

El colchonero más exigente quedó depcionado con el partido y con las declaraciones de su líder, que insinuó que el año que viene costará meterse en la Champions porque otros equipos están creciendo. Lo dijo tras haber dejado en el banquillo a Joao Felix (127 millones), Morata (55), Lemar (72) y Vitolo (36,5). Los dos últimos no tuvieron ni un minuto en Lisboa.

En cambio, la reincidencia en apostar por determinados jugadores empieza a agotar la paciencia de la afición. Desesperate resulta el caso de Diego Costa, al que Simeone parece siempre dispuesto a encomendarse a poco que no esté cojo. O incluso estándolo, pues fue titular en la final del 2014 tras un estrambótico tratamiento a base de placenta de yegua en Belgrado (duró 9 minutos sobre el césped). Los tres goles marcados en el la Liga tras el parón (cuatro de Morata) no parecían justificar la titularidad del 'Animal', que acompañado en la delantera por Marcos Llorente (su recoversión en delantero, otro acto de fe) no tuvo ni una ocasión.

LOS PEORES NÚMEROS DE UNA ERA

Pero sería injusto achacarle al hispanobrasileño la falta de gol de un equipo que anota menos que el Granada, que lo fía todo a mantener su puerta a cero (ni el mismísimo Oblak está libre de encajar un tanto de rebote) y que aplaza la búsqueda del gol con una fe y paciencia infinitas. Otros años casi siempre salía cara, pero en este, no.

Con un promedio de 1,36 goles marcados por partido, esta es con diferencia la peor temporada de la era Simeone en ese aspecto. Y en defensa, los 0,8 tantos encajados por encuentro solo son peores que los del curso pasado. La consecuencia es un pobre 48% de victorias y un altísimo 36% de empates, fruto en parte de una falta de ambición que quedó patente el jueves, cuando el equipo salió a verlas venir y, tras la reacción liderada por Joao Felix y el 1-1 del 'menino', cuando volvió a bajar el ritmo. Ese conformismo ya se le achacó a Simeone en la final de la Champions del 2016, cuando tuvo al Madrid contra las cuerdas y no se atrevió a ir a por él.

APOYO DE CEREZO

Al mayor de los resultadistas le fallan los resultados. No parece, sin embargo, que los números vayan a impedir al Cholo (ya sin el 'Mono' Burgos al lado) cumplir al menos el año de contrato que le queda. Al presidente, Enrique Cerezo, le tiene convencido. "Hemos hecho una muy buena temporada. Nos hemos clasificado para la Champions, estamos entre los tres primeros de la Liga y llegamos a cuartos en Europa. No es ninguna tontería. Quien discuta la alineación de Simeone que se compre un equipo y la haga él".