Sería una mañana extraña. El cambio de hora ya lo anunciaba y la incipiente lluvia lo confirmaba. Además, eso de jugar a las 12 daba una dolorosa tranquilidad al cordobesista. En los partidos a esa hora las victorias blanquiverdes había que buscarlas como Rafa Navarro anda a la caza de un central consistente. El técnico blanquiverde, mientras tanto, decidió dar la alternativa a Marcos Lavín en la portería, en esta ocasión, no por lesión. Los dos últimos encuentros de Carlos Abad demandaban un cambio, aunque fuera de cara, y el chaval respondió, porque nada o poco se le pudo reprochar en los goles y tuvo tres grandes intervenciones.

A los cinco minutos se confirmó que el día sería insólito. El Córdoba se adelantaba en el marcador cuando algunos estaban rematando el café. De hecho, muchos se quedaron para degustarlo -el café, no el gol-, porque a duras penas se sobrepasaron los 8.000 asistentes a El Arcángel. Pero había que frotarse los ojos. Apenas hubo dos normalidades en todo el encuentro: la primera, el desperdicio de las acciones a balón parado en este Córdoba. Dos faltas peligrosas a favor, casi consecutivas, se saldaron como si se hubieran ejecutados sendos saques de portería. Ni disparo a puerta, ni acción de estrategia, ni tan siquiera un uy en la grada. Nada nuevo que echarse a la vista, al igual que la aparición del rival. El Mallorca no fue el de las últimas semanas, pero sí recordó en algunos detalles al equipo que acudió a El Arcángel sin conocer la derrota durante mes y medio. Tras una acción de Lago Júnior Budimir falló lo que sí suelen fallar los cordobesistas y suelen embocar los rivales. Definitivamente, la mañana iba a ser sorprendente. Marcos Lavín apareció para despejar de puños y el Córdoba parecía desinflarse progresivamente, dentro de un tono general en el que se esforzó mucho sin balón en esa primera mitad. Trabajó la mayoría del equipo, no todo el grupo. Pero algo es algo. Piovaccari rompía la triste tendencia que se adivinaba con una galopada por la banda llena de raza, corrió hasta el fondo perseguido por Estupiñán, pero centró demasiado tenso, muy lejos del alcance de un Andrés Martín empeñado, a sus 19 años, en ser protagonista de este equipo. El de Aguadulce dio la asistencia a Piovaccari en el gol que campeaba en el marcador y provocó el penalti, al filo del descanso, que debió dar un punto de tranquilidad. Había que frotarse de nuevo los ojos. 1-0 en el electrónico, penalti a favor, ante un equipo lanzado… Sin embargo, Miguel de las Cuevas apostó por la normalidad, se empeñó en colocar el balón en la escuadra y terminó golpeando en la espalda a un usuario de la gasolinera del Centro Comercial El Arcángel. En cualquier caso, el Córdoba se marchaba al descanso con ventaja en el marcador, con 45 minutos de mucho trabajo que dio su fruto, con una ocasión clara del rival que no materializó y con la sensación de que en la segunda tocaría sufrir.

Tan rara fue la mañana que si durante 15 minutos no ocurrió nada o casi nada en el verde de El Arcángel, lo que pasó, además, fue un gol en fuera de juego del Mallorca, tras recibir Lago Júnior un centro en situación ilegal y dar el balón a Aridai, también en posición dudosa, para restablecer la igualada en el marcador. Ya está, otra vez. Así pensaban no pocos, pero apenas cinco minutos después, también en fuera de juego, Piovaccari volvía a poner en ventaja al Córdoba tras un centro de Menéndez. Vicente Moreno se desgañitaba en la banda, movía el banquillo, resituaba continuamente a los suyos y terminaba expulsado. Esos días raros en los que nada -o muy poco- sale como uno quiere. Porque a 15 minutos del final De las Cuevas consiguió anotar de la forma en que lo intentó desde los 11 metros, en esta ocasión, con un disparo desde la esquina del área que entró por la escuadra. 3-1 en El Arcángel a diez minutos del final. Definitivamente, la mañana dominical era insólita. El Córdoba había bajado muchísimo físicamente en la segunda mitad, por lo que a pesar de los dos goles de diferencia al rival nadie se fiaba. Había que esperar al descuento para tener ese punto de tranquilidad, pero el Mallorca no esperó y en el 89’ anotó el segundo. En realidad, Álex Menéndez en propia puerta, pero el caso es que ya todo se veía venir. Cuando López Toca señaló seis minutos de añadido a algunos les pareció que había que jugar un tercer tiempo, sobre todo a los que vestían de blanco y verde. Y no les faltaba razón. El conjunto blanquiverde terminó por hundirse ese cuarto de hora, sin ninguna capacidad física. A lo más que llegaba era a achicar balones, uno tras otro, dando al adversario la oportunidad de percutir una y otra vez sobre el área de Marcos Lavín, lo que dio opción a tres llegadas bermellonas claras en el tiempo de descuento y, una de ellas, con Lago Júnior de protagonista. El costamarfileño estrelló un seco golpeo en el travesaño de Lavín y el rechace generó un nuevo centro que cayó en los pies de Abdón Prats que, con todo a favor, no supo materializar el empate. La última rareza de una mañana excepcional.

Los autores de los tantos blanquiverdes celebran la victoria con otros jugadores. FRANCISCO GONZÁLEZ

La quinta victoria blanquiverde llegó con desfibrilador y con varios conceptos claros. La caída física del equipo en la segunda parte requiere de la búsqueda de algún plan nada fácil. Rafa Navarro sigue sin tener un central mínimamente consistente, lo que obliga al doble pivote a trabajar en exceso. El Córdoba cumple su media defensiva: encajó de nuevo dos goles, por lo que tuvo que hacer tres. La diferencia es que en esta ocasión sí que vio puerta el número de veces que necesitaba. Y, por último, que debe lograr otras seis rarezas más.

Ficha técnica:

Córdoba: Marcos Lavín; Fernández, Flaño, Álex Quintanilla, Álex Menéndez, Luis Muñoz (Álex Vallejo, min.49), Bodiger, De las Cuevas, Andrés (Blati Touré, min.80), Jaime Romero, Piovaccari (Carrillo, min.74).

Mallorca: Manolo Reina; Sastre, Valjent, Raíllo, Estupiñán (Salva Ruiz, min.63), Baba (Ariday, min.46), Salva Sevilla, Dani Rodríguez, Lago Junior, Leo Suárez (Abdón Prats, min.59) y Budimir.

Goles: 1-0, M.4: Piovaccari. 1-1, M.60: Abdón Prats. 2-1, M.65: Piovaccari. 3-1, M.73: De las Cuevas. 3-2, M.88: Álex Menéndez, en propia puerta.

Árbitro: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Piovaccari, Luis Muñoz, Jaime Romero y Bodiger, y al visitante Estupiñán. Expulsó del banquillo al entrenador del Mallorca, Vicente Moreno.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima segunda jornada de Segunda División, disputado en el estadio Municipal El Arcángel ante 8.148 espectadores.