En el fútbol existe la máxima de que mandan los resultados. Y cuando estos son muy abultados, ya sea para bien o para mal, sus consecuencias pueden desencadenarse a velocidad de vértigo. Y esto es lo que le ha sucedido a dos de los tres entrenadores que han dirigido la primera plantilla del Córdoba CF.

Cuando el Gimnástic le endosó al Córdoba la mayor goleada de su historia de plata en El Arcángel (1-5), Luis Carrión fue destituido dos días después tras conseguir tres victorias y siete derrotas en los diez partidos que dirigió a los blanquiverdes y un balance de 13 goles a favor y 22 en contra, una media de 2,2 goles por encuentro. En ese momento, el Córdoba se encontraba en 19ª posición a un punto de la permanencia.

Con la pretensión de cortar esa sangría en defensa aterrizó el onubense Juan Merino. Y la redujo, pues pasó a encajar 1,57 goles por partido (11 en siete jornadas). Pero en este caso la parcela damnificada fue la ofensivo, ya que el Córdoba solamente marcó siete goles. Tras la derrota en Huesca (3-1), Jorge Romero reemplazaría a Merino.

El entrenador cordobés llegaba procedente del filial blanquiverde con la vitola de técnico ofensivo y atrevido, características similares a las de Carrión. Y esas pretensiones salieron a relucir desde su estreno ante el Rayo Vallecano, que comenzó con un 2-0 en menos de 30 minutos, aunque al final el Rayo supo aprovechar la debilidad defensiva de los cordobesistas para llevarse un punto de El Arcángel. Tras perder en Almería por la mínima, vino la tormenta perfecta que supuso el 5-0 ante el Reus. Pero con el cambio de año, el Córdoba solo ha sumado una victoria por la mínima y la remontada del Barcelona B supuso el primer síntoma de fragilidad defensiva. Sensaciones confirmadas el pasado domingo con la goleada encajada ante el Tenerife.

Así, Jorge Romero abandona la disciplina de un Córdoba que es vigésimo y a 11 puntos de la permanencia. Tras nueve partidos, el balance de Romero es de 12 goles a favor, uno menos que Carrión pero con un partidos más, y 16 en contra, seis menos que con el entrenador barcelonés. Dos técnicos que han practicado un juego ofensivo pero arriesgando demasiado en la parcela defensiva, lo que ha llevado a dos manitas que han supuesto un cambio en el banquillo del Córdoba.