Los 13 kilómetros de los que consta la prueba de la categoría Súper tiene de entre 25 y 35 obstáculos, todos ellos llevan al corredor a poner sus capacidades de superación y resistencia a sus límites máximos. Esta carrera tiene los famosos alambres de espino, por los que los participantes deben pasar por debajo, así como escalar un muro de cinco metros de altura y, antes de la meta, también se debe reptar por una rampa de alta inclinación, mojada, con una cuerda. Pero, por encima de todo, los corredores deben superar la dificultad del barro.