El italiano Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida) se adjudicó sábado la clásica italiana Milán-San Remo, primer monumento de la temporada ciclista, sobre un recorrido de 291 kilómetros.

El corredor siciliano se escapó en la última subida, en el Poggio de San Remo, y llegó a la meta por delante del australiano Caleb Ewan (Mitchelton-Scott) y del francés Arnaud Demare (FDJ), con un tiempo de 7 horas, 18 minutos y 43 segundos.

Tras llegar tercero en la edición de 2012, cuando triunfó el australiano Simon Gerrans, Nibali se coronó con una gran prestación en una Milán-Sanremo en la que el triple campeón mundial, el eslovaco Peter Sagan, terminó sexto.

La prueba estuvo condicionada por la lluvia y la temperatura fría, de unos 10 grados. Los corredores pedalearon durante más de seis horas en condiciones muy complicadas, hasta llegar a la Riviera Ligure, donde había sol y cielo despejado.

No faltó la habitual escapada, con unos nueve corredores que llegaron a tener 6 minutos y 30 segundos de ventaja sobre el grupo; una ventaja que perdieron poco a poco hasta terminarla a unos 60 kilómetros de la meta.

El grupo llegó compacto al capo Mele, Cervo, Berta, y tampoco la intensa subida al Cipressa, una rampa con una pendiente del 4,1 por ciento, fue suficiente para que algún corredor tomara una ventaja significativa.

El gran tráfico que había en el grupo provocó una serie de caídas, la más peligrosa la sufrió el británico Mark Cavendish (Dimension-Data), que tuvo un violento choque con un cartel.

La prueba se decidió en la última subida, la del Poggio, con un desnivel del 3,7 por ciento, donde Nibali asestó el ataque decisivo: tomó una ventaja de 12 segundos sobre el grupo y la defendió hasta el final.

Ewan y Demare se le acercaron en los últimos metros, pero el corredor siciliano logró, aunque sólo por unos metros, mantener la cabeza de carrera y cruzó la línea de meta con los brazos al cielo.

No fue un gran día para Sagan, que acabó sexto.

Nibali devolvió a Italia un triunfo en la “Classicissima” que le faltaba desde 2006, cuando ganó Filippo Pozzato para devolver la gloria al ciclismo italiano.