El Córdoba ha conseguido en esta fase final del campeonato lo que nadie había logrado antes: que los aficionados discriminen más que nunca entre la razón y el sentimiento. Porque por el segundo, todos tienen claro lo que desean y en lo que confían que ocurra, pero cuando aplican la lógica, la valoración fría y les viene a la memoria la imagen de la temporada y de los últimos partidos en particular, la cosa ya cambia.

Pero este Córdoba, como en tantas otras ocasiones, necesita de una mirada de esperanza. Si lo ilógico no ocurrió en Getafe tendrá que hacerlo en los cinco compromisos que tiene por delante. Y lo cierto es que, viendo a los rivales, los blanquiverdes tienen, a priori, opciones. Y no pocas.

Desde muchos puntos de vista, el encuentro del sábado puede ser el más duro o el que menos argumentos favorables ofrece. El Reus es el equipo menos goleado de la categoría (ver página siguiente) y su sistema defensivo no es el mejor al que se puede enfrentar el tercer peor ataque de Segunda, como es el blanquiverde. Por lo tanto, el Córdoba tendrá que agarrarse a aquella máxima de que los partidos que no puedas ganar, no los pierdas. Si los de Carrión vencen no estarán salvados y si empatan no estarán descendidos. Eso sí, se necesitarán nervios de acero.

En la siguiente jornada el Córdoba visita Cádiz, un equipo que tiene en el contragolpe su mejor arma. No brilla por su juego creativo, pero sí por la velocidad a los costados. Otro dato a reseñar es que los de Álvaro Cervera llevan dos meses sin ganar en el Ramón de Carranza y han sumado sólo tres puntos de los últimos 12 disputados ante sus aficionados. Ahí el Córdoba debería rascar.

En la jornada 40 llegará a El Arcángel el Oviedo, el sexto peor visitante de la Liga y un equipo, hay que recordarlo, al que se ganó en el Tartiere por 1-2. Los del Principado han perdido 11 de los 18 partidos que han jugado lejos de Asturias y sólo ganaron en casa del colista (en febrero), del UCAM y del Cádiz, estos dos últimos triunfos ocurridos hace ya ocho meses. Ese partido, ineludiblemente, tendría que saldarse con triunfo blanquiverde. Si empatara los dos anteriores y se impusiera a los ovetenses llegaría a los 47 puntos a falta de dos jornadas. Los de Carrión jugarán la jornada 41 en Vallecas, un campo que tradicionalmente no se le ha dado excesivamente bien, y ante un rival que bajo la tutela de Míchel ha mostrado las virtudes técnicas individuales que no habían mostrado los franjirrojos. Con 46 puntos, sus dos próximas jornadas deben ser decisorias: visitan al Alcorcón y reciben al Nástic. Si el Rayo resuelve uno de esos dos encuentros con triunfo tendrá, antes de recibir al Córdoba, otro encuentro en Zaragoza, también ante un rival salvado. En caso de que no cumpla los deberes ante alcorconeros y tarraconenses, obviamente, el encuentro en Vallecas para el Córdoba será a cara de perro. Pero en caso contrario, tendría una posibilidad de, al menos, puntuar.

Finalmente, el ya conocido encuentro con el que el Córdoba cerrará la Liga en Segunda en El Arcángel. Ante el Girona, lo más saludable para los corazones cordobesistas sería tener la permanencia cerrada. Pero en caso de no ser así, a lo que muchos se agarran es a que los catalanes lleguen a orillas del Guadalquivir ascendidos a Primera y pensando más en la fiesta y en los contratos de renovación tras algo que sería histórico. Y el Córdoba podría aprovecharlo. La esperanza es lo último que se pierde.