Al margen del valor sentimental, de gesta humana, de esfuerzo y de satisfacción que le merece a cada deportista una medalla conquistada en los Juegos Olímpicos de PyeongChang, el valor económico, en el caso de las más buscadas, que son las de oro, no supera los 450 euros, ya que el campeón o campeona olímpico es recompensado, en realidad, con una medalla que solo lleva un baño en oro. De hecho, desde los Juegos Olímpicos celebrados en Estocolmo, en 1912, las principales medallas no son de oro macizo.

En cambio, los subcampeones olímpicos sí reciben unas medallas que son de plata maciza ciento por ciento y que tienen un valor económico cercano a los 247 euros. Debido a las características de las de bronce, que en realidad son un compuesto de 90 por ciento de cobre y un 10 por ciento de zin, aparte del valor simbólico, apenas lo tienen en cuantía económica por la composición de los minerales de las que están hechas.

Artista local

Las medallas miden 92,5 milímetros de diámetro y el peso varía según si son de oro (586 gramos), de plata (580) o de bronce (493). El diseñador es el artista local Lee Suk-woo.