De nuevo, el Barça tiene un tridente. Un tridente conectado porque Dembélé, la tercera pieza de ese formato ofensivo, se ha unido a la tradicional eficacia de Messi (un gol por jornada lleva de media) y de Luis Suárez. Un trío capaz de marcar más goles (33) que cualquiera de los otros 19 equipos de la Primera División y capaz de mantener, y con éxito, la comparación con el viejo tridente que anidaba en el Camp Nou hasta que Neymar hizo las maletas para irse deprisa y corriendo camino de París.

Aquel Messi-Suárez-Ney llevaba 29 goles en las 17 primeras jornadas de la temporada 16-17, la última de su existencia. Este Messi-Suárez-Dembélé suma 33 tantos (el 69% del equipo), eficacia que ha provocado un efecto colateral inesperado: Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club, no tiene sitio. Ni en el ataque ni tampoco en el equipo titular.

La melancolía de Coutinho

Ha encadenado ya tres partidos consecutivos de Liga (Espanyol, Levante y Celta) sentado en el banquillo, con el disfraz de suplente, que le ha dado también un tono melancólico y apagado a su fútbol cuando aparece en las segundas partes. Dembélé le ha pasado por delante. Justo cuando más se dudaba del rebelde francés. Pero Valverde ha gestionado con tacto exquisito a Ousmane.

Debía ser castigado por sus reiteradas faltas de indisciplina (ni se presentó a un entrenamiento y hasta llegó a ser enviado a la grada contra el Betis), pero se ha convertido, curiosamente, en una valiosa solución para desbloquear partidos engorrosos e incómodos.

Poco a poco, Dembélé ha ido integrándose en el tejido ofensivo azulgrana elevando su índice de aciertos, no solo en el remate sino también el pase, asentado ya en el once inicial. Tan asentado que ha mejorado los registros del equipo.

En el último año de Luis Enrique, y de Messi-Suárez-Ney, el Barça sumaba 41 goles. En el primer curso con Valverde, y mientras el francés estaba más tiempo en la enfermería que en el campo, anotó 45 en esas primeras 17 jornadas. Ahora suma 48, prueba de la excelente conexión de la nueva fórmula del tridente. Un tridente que se ha adueñado de ese espacio, arrinconando a Coutinho y otorgándole a Munir, el quinto delantero, un rol absolutamente marginal. Al punto, por ejemplo, de que fue descartado en la última jornada de Liga con el Celta.

Volver al punto de partida

Un tridente que ridiculiza también los pobres registros del Madrid. No solo porque ha marcado más que todo el equipo de Solari (lleva 24 goles), sino porque sus cuatro delanteros no suman siquiera los 15 de Messi: Benzema (6), Bale (4), Vinicius (1) y Mariano (0). Toda la delantera blanca lleva 11 en la Liga, idéntico registro que Suárez.

Ahora que ha encontrado el abrigo adecuado para soportar el invierno recién iniciado -cuatro jornadas consecutivas de Liga sin encajar ningún gol-, Valverde disfruta de las de las ventajas que le proporciona ese trío de delanteros. Era, en realidad, su apuesta inicial para el segundo curso, entonces con Coutinho ejerciendo de interior izquierda en la que fue durante tantos y tantos años la finca de Iniesta. Pero llegó entonces el triunfo en Wembley (2-4 ante el Tottenham el pasado 3 de octubre), con Arthur en el centro del campo y Coutinho de delantero, que modificó todo el paisaje.

Se tuvo que lesionar, precisamente, Arthur para que el técnico volviera al punto de partida, con Ousmane destinado a la banda izquierda. Aunque con un punto de eficacia que no había tenido antes en su breve y tormentosa etapa azulgrana, interrumpida por graves lesiones musculares y agitada por su rebeldía. Con un tridente así, el problema es para Coutinho.

1.- Más goles, más asistencias, más faltas... el '10' reina

Un agorero adelantó hace dos temporadas que Leo Messi apuntaba su declive. El anuncio llegó con tanto tiempo de anticipación que aún no se ha visto al astro ni siquiera pararse. Ni parpadear. Los 15 goles de la Liga certifican la eterna jovialidad de un jugador único, ilusionado y ambicioso como siempre, y que ha decidido ser más que un futbolista: ser dos o tres a la vez, ahora que en el Balón de Oro le relegan a ser quinto del mundo y que Pelé le afea limitaciones en la pierna derecha y en el remate de cabeza.

Marca goles con la frecuencia habitual (esos 15 goles es el cuarto mejor registro particular en 17 jornadas, y ha aportado 6 en la Champions) y tiene tiempo (y talento) para dar asistencias a sus compañeros. Diez pases de gol que han tenido siete destinatarios distintos. No solo Suárez o Dembélé, los delanteros. Del ingenio de Messi se han beneficiado también Rakitic, Aleñà, Alba y dos veces Piqué. Como si su condición de capitán hubiera ampliado las responsabilidades: no solo ha de aportar goles, sino también fabricarlos para los demás.

Indiferente a la marcha de Neymar -el brasileño, con su poder de atracción, distraía vigilancias, generando más espacios- y ajeno a la de Cristiano -sigue igual de motivado con o sin el portugués en la Liga-, Messi ya no necesita llegar al área para marcar. Entonces mata a balón parado.

2.- Suárez sostuvo al Barça en ausencia de su amigo y vecino Leo

El sobrepeso y la rodilla derecha son los dos lastres con los que comienza la temporada. Dos adversidades que son un magnífico asidero para justificar las primeras críticas a Luis Suárez, que en su peor temporada con el Barça alcanzó 25 goles: la primera, en el que estuvo tres meses parado por la sanción de la FIFA. En la quinta, la actual, con los 11 anotados suma ya 162.

No están nada mal esas cifras del Gordo, como le apodan en el vestuario, recogiendo el acerado mensaje del exterior. Allí dentro no dudan de él. Allí valoran la importancia de su aportación en el campo, cuando marca goles y cuando no; o sea, cuando se pelea con los centrales, cuando presiona la salida del balón, cuando se desmarca hacia los costados y cuando discute con los árbitros. Nadie lo hace con la pasión del charrúa, que reparte besos en cada tanto.

Esa función expansiva de Suárez, propia de un líder, se observó en la temida ausencia de Messi tras fracturarse el radio ante el Sevilla y ante la inminente visita (doble) del Inter y la del Madrid. Suárez marcó un gol para remachar la victoria ante el entonces líder, endosó tres al Madrid en la espectacular manita 5-1 y salvó la honra del Barça remontando el marcador con dos tantos ante el Rayo Vallecano (2-3). Cinco victorias encadenó el equipo. Y Leo y el resto del vestuario se lo agradecieron. El 9 cumplió su misión.

3.- El despertar del francés que marca más que Benzema

Ya está en dobles dígitos. Suma ya 10 goles en apenas cinco meses de competición acercándose a su mejor registro goleador cuando explotó en el Renness de Francia con 12 goles en 26 partidos. Tenía entonces 18 años. Ni siquiera en el Dortmund alcanzó el delantero esos niveles de productividad que ahora exhibe vestido de azulgrana. Está, por lo tanto, a dos tantos de su mejor registro. Y le quedan por delante cinco meses para superar esa pequeña barrera.

Pero no solo son los 10 tantos (siete en la Liga, dos en Champions y uno en la Supercopa, que dió el título ante el Sevilla en Tánger) sino que ha repartido, además, cinco asistencias de gol. Ha despertado marcando más goles que Benzema, por ejemplo, en la Liga. Lleva uno más. Además, Dembélé ha demostrado su famosa capacidad de ser un jugador ambidiestro. Ha logrado seis de los 10 goles con la pierna izquierda y cuatro con la derecha, aprovechándose de ese talento que le hace ser distinto.

Acostumbrado a vivir en su mundo, no dio síntomas de verse exxesivamente presionado cuando se reclamaba mano dura a Valverde, Dembélé ha brillado. Hace una semana, fue carrilero derecho ante el Levante, ayudando a Piqué, el central diestro. Siete días más tarde, jugaba en la banda izquierda, bien sincronizado con el 'cohete Alba'. Marcó un gol de oportunista, Valverde le sustituyó y el Camp Nou le ovacionó.