Abrió este viernes Messi la puerta del vestuario de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí y, de pronto, descubrió la soledad. Llegó y no se encontró a Luis Suárez, su amigo del alma, que estaba volando camino de Madrid para enfundarse la camiseta del Atlético y convertirse en el nueve de Simeone. En Barcelona, y en la antesala de la puesta en marcha del proyecto de Ronald Koeman con la visita este domingo del Villarreal al Camp Nou, Messi descubrió que el ecosistema que tenía en la intimidad ya no existe.

Quedó aniquilado con el despido del goleador uruguayo, eficaz socio de ataque durante seis años, vecino de Castelldefeles y, por encima de cualquier otra consideración futbolística, un amigo auténtico. Suyo y de toda su familia. Todos se han ido del Camp Nou, menos él. Se fue primero Rakitic al Sevilla. Luego, Arturo Vidal, al Inter. Y desde el viernes, Suárez, tras unas convulsas negociaciones, viste la zamarra rojiblanca del Atlético.

Todos están fuera del Barça, menos Messi, quien ha tenido que quedarse en contra de su voluntad, viendo partir a los referentes que tenía en el vestuario, admitiendo el vacío que sintió al cruzar la puerta de la ciudad deportiva. "Ya me venía haciendo la idea", dijo en el inicio de su cariñoso mensaje hacia Suárez, divulgado, como ya es habitual en el capitán, en su cuenta de Instagram. "Pero hoy" (por ayer) "entré al vestuario y me cayó la ficha de verdad", confesó Messi, asumiendo que a partir de ahora se enfrenta a un escenario desconocido.

TONO BELIGERANTE

Se fueron los referentes de los últimos años y a él, que ya se veía fuera del Camp Nou, le toca liderar en el campo el Barça de Koeman, inmerso en un duro y lento proceso de reconstrucción tras el 2-8 del Bayern. "Que difícil va a ser no seguir compartiendo el día a día con vos, tanto en las canchas como afuera. Los vamos a extrañar muchísimo", admitió tras perder al nueve con quien mejor conectó sobre el césped y, además, al amigo que mejor le entendió lejos de los estadios. "Fueron muchos años, muchos mates, comidas, cenas... Muchas cosas que no se van a olvidar nunca", añadió en un mensaje cargado de melancolía, asumiendo que "va a ser raro verte con otra camiseta".

Expuesto el cariño ("te quiero mucho, hasta pronto amigo"), Messi entró después en la desazón que le supone verlo salir de mala manera, criticando al presidente Josep Maria Bartomeu, al que no citó. "No merecías que te echen como lo hicieron. Pero la verdad es que a esta altura ya no me sorprende nada", afirmó.

EL CONSEJO DE LUIS

Quiso el capitán poner en valor la figura futbolística de Suárez. "Te merecías que te despidan como lo que sos:uno de los jugadores más importantes en la historia del club", recalcó Messi. En apenas 24 horas se intercambiaron los papeles en sus discursos. Suárez dijo que aceptaba irse, pero entonces el club debía aceptar que un jugador también podía marcharse si daba por finalizado su ciclo en el Camp Nou. Hablaba Luis, por supuesto, de Leo. Y ayer el capitán escribió lo que calló el uruguayo en una elegante despedida, mientras sus lágrimas dejaban varios mensajes hacia la directiva, esquivando palabras de rencor y desprecio. Hasta que Messi le puso la firma al dolor de Luis.

Ese intercambio de mensajes entre ambas estrellas continuó luego en Instagram. "Gracias AMIGO", escribió Suárez colocando mayúsculas, "por tus palabras, pero MÁS GRACIAS por ser como sos", replicó el nuevo jugador del Atlético al mensaje de Instagram del argentino. "Estaré siempre agradecido al Leo Messi HUMANO, al DIVERTIDO y al SENTIMENTAL porque al jugador todo el mundo lo sabe", añadió antes de darle un consejo a su amigo.

"No te olvides lo que te dije:seguí disfrutando y demostrando que por algo sos el UNO y que 2, 3 o 4 no empañen lo gigante que sos para el club y para el mundo del fútbol. Te quiero mucho y los vamos a EXTRAÑAR a los cinco", dijo incluyendo a la familia Messi-Rocuzzo.

NEYMAR, ALVES, CESC...

Ahora, Messi y Suárez ya están definitivamente separados, aunque no se quiebre el vínculo de la amistad, mientras desde París llegaba la complicidad de Neymar, la tercera parte del tridente que conquistó el triplete del 2015. "Increíble cómo hacen las cosas", escribió el brasileño, el primero que se fue hace tres años.

"Infelizmente es esa la realidad que viene de hace tiempo. No es sobre ganar o perder, eso lo sabemos y mucho. Es sobre respecto y eso no lo saben. Sigue duro que de alguna manera estamos allí", alentó Alves desde Brasil a Messi, también jaleado por Etoo. "Hijo, la elegancia no se COMPRA. Cuidate y piensa en ti, escribió el camerunés. Se podrían hacer las cosas de otra manera. En unos meses cambiarán mucho las cosas", anunció Cesc desde Francia.

Meses en los que Messi, que enfila su último año de contrato, debe reconstruirse. Y no solo en el campo donde Koeman, a la espera de que llegue un delantero centro, le devuelva a la posición de falso nueve sino, sobre todo, fuera. Casi todos los pilares que tenía en el vestuario han ido abandonando el Camp Nou.

Él también quería irse, pero no le dejaron. Por eso, no se lo perdona a Bartomeu. A Messi aún le queda Piqué, que mantiene un largo silencio en este volcánico verano desde que habló en Lisboa, Busquets, Sergi Roberto, los otros tres capitanes, y también Jordi Alba. Justo ahora, cuando se asoma la décimoséptima temporada en el Barça, Messi se siente más solo que nunca.