Tras semanas de preparación, llegó el gran día para los corredores que participaron en esta 3ª Media Maratón MTB Diario CÓRDOBA. Aunque había sensaciones contrapuestas. Por un lado, los corredores querían disfrutar de una aventura en Sierra Morena, mientras que otros aguardaban los nervios porque los corredores terminasen la carrera sin ninguna incidencia. Se trataba de los familiares de los ciclistas. En definitiva, el mejor equipo para superar los 42 kilómetros que tenía la prueba. «Yo siempre me pongo muy nervioso con este tipo de cosas porque siempre le deseo que no le pase nada», señaló Antonio Pérez, que junto con su hijo Antonio conformaban el equipo de Sergio Pérez. «He metido la ruta en el móvil y nos situaremos en varios puntos», apuntó Antonio Pérez.

No era el único caso, pues desde Granada llegaron Sandra Morales y Cristina Martín «con muchos nervios, pero preparadas de botellas y todo para lo que necesiten».

Como en cualquier deporte, todos los equipos tienen una serie fiel de seguidores. Aquí no iba a ser menos. Ese toque de ánimo lo ponían los más pequeños, como Manuel Sierra y José Antonio Córdoba, quienes llegaron «para animar a nuestros padres y que terminen la carrera, que es lo más importante».

Muchos nervios que se acrecentaban a medida que se acercaba el comienzo de esta prueba que cada año va a más. Llegó la hora y a la misma velocidad que arrancaban los ciclistas, los equipos de los corredores también lo hacían para ubicarse en los mejores puntos para suministrar bebida, algo de comida o incluso ayuda mecánica en caso de algún pinchazo. La sierra tiene muchos misterios, en especial en la última parte de la Cuesta del Reventón. Una peligrosa bajada que, a toda velocidad, tiene un alto porcentaje de caídas, como le sucedieron a algunas corredores que sufrieron «una fractura en la clavícula o una herida grave en la cara, entre otras contusiones», como aseguró el doctor Manuel Valencia.

Se sufrió mucho durante la carrera, pero el cruzar la línea de meta y la entrega de la medalla por parte de las azafatas fue el mejor premio para todos los ciclistas, pero también para sus equipos. «Lo mejor es que ya ha terminado y estoy muy contenta porque lo he pasado muy mal» aseguró una Marta Gómez al ver a su padre, Francisco Gómez, tomándose un caldo tras completar la carrera.

Así transcurrió una mañana especial para todos los participantes, que tuvieron la ayuda del mejor equipo posible.