Después de nueve años dándole vida a la mascota del Córdoba CF Koki, Francisco Carmona cierra su etapa como animador especial en El Arcángel y ceder ese testigo a otra persona.

--¿Cómo ha vivido estos nueve años dándole vida a Koki?

--Además que han sido casi exactos, pues empecé un 12 de diciembre y acabe un día 10. Han sido nuevos años en los que he vivido una experiencia única. Ahora más aún que recientemente falleció mi abuelo. Cuando yo empecé a ir al estadio iba con mi abuelo y ahí se forjó mi afición por el Córdoba. Ha sido una experiencia gratificante.

--¿Tengo entendido que usted es profesor?

--Sí. Soy profesor de educación infantil y lengua extranjera (inglés) en el colegio Compañía de María de Puente Genil. También empecé aquí hace nueve años, a la par que lo de Koki.

--¿Le comentaban algo los niños?

--Ahora tengo a niños de tres años y ellos no lo sabían, salvo algunos padres. Aunque las generaciones anteriores que he educado y he tenido como tutores sí lo sabían, de hecho he venido alguna vez vestido de Koki al colegio o he organizado alguna excursión para ver un partido del Córdoba. Muchos que ya son mayores todavía me ven y me comentan me vieron en el campo. Les hace mucha ilusión ver a su profesor.

--Se sentían más identificados.

--Alguna que otra pancarta me dedicaron o hubo también algún viaje en autobús. Al final recopilas numerosas anécdotas de un trabajo que sería para unos meses y al final ha durado nueve años.

--¿Cómo decidió darle vida a ‘Koki’?

--Mi abuelo me llevaba a ver entrenamientos. Yo no era muy aficionado al fútbol, pero me llevó también con un primo a ver un entrenamiento y me generó ese gusanillo. Entonces le pedí que me llevara a un partido, después seguí yendo con mi padre al fondo sur y posteriormente mi abuelo ya dejó de ir. Pero un momento determinante. Cuando a los abonados de fondo sur nos reubicaron en preferencia, yo estaba sentado en la parte alta y me sentía muy lejos del césped, sentía que los jugadores no me escuchaban. Cuando era pequeño recuerdo que había una mascota (no recuerdo su nombre) y pensaba por qué ahora no se puede tener otra. Se me ocurrió la idea y podría animarlo desde más cerca. Unos meses después, una marca de cerveza creó un calendario de los sueños, donde los socios reflejaban en cada mes su deseo y yo puse ser la mascota del Córdoba. Pensaba que no me echarían cuenta, pero a las dos semanas me llamaron y me felicitaron por mi idea ya que mascota no existía. Entonces el club organizó un concurso donde la gente daba sus ideas. Salió la idea de Koki y recuerdo la foto con el presidente en aquel momento, Campanero. Desde ahí, empecé para algunos partidos, precisamente empecé contra el Rayo. Fue cuajando la idea, cada vez iban más niños al campo y te entretienes más. Y al final he pasado nueve años en El Arcángel.

--¿Con los niños habrá vivido muchas experiencias?

--Cada partido era una anécdota. Algunos me querían dar de comer, me daban patatas, bocadillos; otros padres me preguntaban cuánto cobraba por hacerme fotos con niños. También recuerdo a Alberto García cada vez que podía me quitaba la cabeza del caimán y se la ponía él. Pero sobre todo me quedo con el año de Primera, en el que he visto jugadores de talla mundial, como Cristiano y Messi, que por cierto me preguntó si hacía mucha calor ahí dentro. Pude tener una conversación normal con muchos de ellos. También recuerdo a los jugadores del Atlético de Madrid (club del que soy aficionado) y ellos me firmaron una camiseta y me hice fotos con ellos.

--‘Koki’ ha sido la única mascota sancionada.

--Eso también quedará para la historia. Fue en un partido que nos jugamos la salvación con Las Palmas. Son partidos que piensas en todo momento. Y cuando el Córdoba empezó a marcar tres o cuatro goles seguidos, yo acabé saltando al campo y el árbitro tuve que esperar a que saliera para continuar el partido. No me di cuenta y cuando quise reaccionar, el árbitro ya lo puso en el acta y nos sancionaron. De hecho, pocos días después me llamaron del club y me pidieron que me controlase un poco (entre risas) porque fueron 6.000 euros de multa y dos partidos en la grada.

--¿Por qué decidió dejarlo?

--Cuando comencé tenía un poco más de tiempo libre para poder ir al campo y animar, tener alguna escena graciosa en el club. Pero en esta última temporada, a través de una norma de la Liga, el club decidió que la mascota solo podía estar en el campo antes de empezar el partido y en el descanso. Me debía cambiar, volver a la grada y salir en el descanso. Esa ilusión te la van quitando pues yo lo que quería era animar al equipo.

--Su despedida fue emotiva.

--Fue precisamente contra el Rayo, el equipo con el que empecé. La gente que se quedó me dio una gran ovación. Creo que fui el único que recibí aplausos ese partido. Ahora regresaré a mi sitio en fondo norte y quiero inculcarle ese sentimiento a mi hija.