Marc Márquez estaba, está, como una rosa, pese a reconocer que tras el vuelo me he quedado dos, tres, cuatro, cinco segundos sin respiración; ya suele pasar, ya, aunque me han parecido 20 segundos o más. Han pasado más de cinco horas después de su terrible, tremendo, brutal y suertudo accidente, en el que, a 140 kilómetros por hora, a la entrada de la sexta curva del circuito de Chang, en Buriram (Tailandia), camino de la séptima, perdió el control de su Honda, que le lanzó por encima de la cúpula hasta estrellarle en el asfalto y, luego, en la gravilla, mientras la RC213V daba tres vueltas de campana, rebotando cada vez más cerca de su dueño, que, de haberle golpeado, podríamos estar hablando, ahora sí, de un gravísimo accidente.

Márquez tardó en levantarse pero, luego, tanto en el Centro Médico del trazado tailandés como en un hospital de Buriram, no descubrieron daño ni fractura alguna ni en la columna vertebral (esa zona sí me daba miedo, porque la radiografía que hemos hecho en el circuito no se veía muy bien, dijo el doctor Ángel Charte, que le acompañó al centro médico de Buriram) ni en la tibia y tobillo izquierdo que son, al parecer, las zonas que había golpeado su moto.

Temió por la carrera del domingo

Márquez ha reconocido que nunca vio en peligro el título, por supuesto, pero no por el accidente sino porque tenemos casi todo el trabajo hecho y, sin embargo, sí temí no poder correr el domingo, que me hace mucha ilusión por la gran recompensa que tenemos al final de la carrera, si logramos cuadrarlo todo. El heptacampeón ya anunció el miércoles, nada más llegar a Tailandia, tras olvidarse su pasaporte en el bolsillo de su asiento del vuelo Barcelona-Bangkok (y recuperarlo a tiempo), que en los fines de semana claves siempre, siempre, pasa algo. Y, la verdad, ha pasado, podía haber sido grave, pero lo hemos salvado. Ahora, a correr.

Márquez corrió tanto, tanto, al regresar del hospital, que durante más de media hora tuvo el mejor tiempo del segundo entrenamiento de la primera jornada, aunque luego le superaron Fabio Quartararo (Yamaha), Maverick Viñales (Yamaha), Franco Morbidelli (Yamaha), Jack Miller (Ducati) y Valentino Rossi (Yamaha). Pese a todo, Márquez estaba satisfecho porque hemos hecho todo el trabajo que teníamos que hacer y creo que tenemos ritmo para poder aspirar al podio y, repito, si lo cuadramos todo a la victoria. El año pasado, Dovi mandó y yo le dejé mandar, pero este año es distinto.

El líder de Honda, el pentacampeón más joven de la historia de la categoría reina, se responsabilizó del accidente, pese al ruido que provocó su caída en el sentido de que igual había algún fallo técnico de la moto o, incluso, del neumático trasero, que acabó saltando de la llanta. Me he equivocado yo, creo, aunque no sé aún qué ha ocurrido. Como ha comentado Alberto (Puig, director deportivo de Repsol Honda), yo me inclino porque he pasado antes de entrar en la sexta curva por una zona de polvo, de tierra, sucia y la rueda ha perdido tracción, agarre. El neumático estaba bien calentado e, insisto, no sé qué ha podido ocurrir.

Correrá muy magullado

Lo que más miedo le ha dado al contactar con el suelo no ha sido, no, haberse roto algún hueso pues de eso te das cuenta enseguida, sino no poder respirar. Cuando sufres una caída así de espectacular, tan bestia, al impactar con la pelvis, la espalda, tu cuerpo se contrae del todo, de golpe, y, a menudo, tardas unos segundos en volver a respirar con normalidad. Eso, a veces, me ha ocurrido con dos, tres o cuatro segundos y esta vez creo que ha sido unos cuantos más, han parecido 20. No se precisarlo pero, sí, ese momento no ha sido nada agradable, no.

Tras conversar con el doctor Charte, Márquez ha reconocido que ha tenido mucha suerte, pero ha preferido no hablar de ello. Es más, no ha perdido ni un minuto en considerar el susto ya que, al volver a la pista, ha sido el mejor durante 40 de los 45 minutos que ha durado la segunda sesión. Este tipo de accidente no suele condicionarme en el rendimiento después, porque ha sido una anécdota, pues no te lo esperas, sales de boxe, vas tranquilo y te caes. No iba forzando. No sé, neumático frío, pero, insisto, no lo creo; cortas gas en algún sitio que no sueles, no iba empujando, nono sé, muy raro todo.

Persiguiendo el octavo título

Márquez, cómo no, espera mañana levantarse con todo el cuerpo magullado y, entonces, se pondrá en manos de su fisioterapeuta y será el momento de trabajar duro en mimar esos músculos y mejorar los golpes. Cuando te ocurren estas cosas y te vuelves a subir a la moto, debes ponerte en modo carrera cuanto antes, olvidar el dolor, el daño y poner todos los sentidos, concentración y atención a tope en la pista. Por eso, al inicio de la segunda sesión, me han salido tan buenos tiempos en los primeros quince minutos.

El heptacampeón está listo para conquistar su octavo título mundial y convertirse, sí, en el piloto más joven de la historia en acumular ocho cetros mundiales