Después de otro partido igualado, en el que el Athletic plantó cara, explotó sus opciones y opositó a sumar puntos, el Madrid volvió a ganar, como en los siete partidos disputados tras la pandemia de coronavirus, y lo volvió a hacer con polémica. El equilibrio del partido lo rompió un penalti de Dani García sobre Marcelo, después de un tropezón de los que no se perciben como infracción en el directo, que el árbitro señaló tras consultar el monitor, previo aviso del VAR que paró el juego.

El primer domingo de la Liga con tintes decisivos para el título, como un preámbulo de los horarios unificados de las últimas dos jornadas, comenzó con más leña para el fuego de la polémica, como si el VAR se hubiera empeñado en quitarle el protagonismo al coronavirus.

El tercer triunfo seguido del Madrid con problemas, con un goles conseguidos entre dificultades, coloca a los de Zidane holgadamente en el liderato.

Partido físico

El Athletic propuso desde el inicio un partido de intensidad física y un intercambio de presión que el Madrid no desdeñó. La velocidad y el dinamismo en el juego propiciaron llegadas, prominentemente blancas, entre idas y venidas del balón con tanta celeridad como ausencia de control.

Para ganar la Liga, Zidane se ha encomendado a la fiabilidad defensiva personificada en Courtois, Ramos y Casemiro. Ellos no descansan, pero a su lado todos pueden rotar. Con Hazard y Varane lesionados, Zidane dio descanso a Kroos y Valverde, de nuevo, estuvo lejos de sus prestaciones antes de la pandemia.

En ataque se repite el esquema de rotaciones del Madrid: todos entran y salen de la alineación salvo Benzema. Después del despegue de Vinicius, la oportunidad en un partido decisivo fue para Rodygo y para Asensio, que volvió a ser titular en un partido oficial casi 14 meses después, los dos con la misión de disuadir con su amenazante presencia en los costados el poderío ofensivo de los laterales rojiblancos.

El Madrid se encontró con un Athletic negacionista de la especulación, constantemente con intención de correr al ataque, con problemas para construir fútbol, pero con éxito creciente en robos de balón con los que construir contragolpes.

Iñaki Williams empezó a aparecer con peligro cuando se colocó en la banda derecha, a la espalda de Marcelo, y fue el elemento que más cerca estuvo de desequilibrar el partido camino al descanso. Eran los mejores minutos del Athletic, con solvencia defensiva y, con el exitoso aumento de la presencia de Muniain en la construcción de las jugadas, cada vez con más presencia ofensiva.

Penalti para Ramos

En el segundo tiempo volvió el intercambio de golpes, la presión intensa y el dominio en las ocasiones del Madrid, en los primeros momentos en los que la intensidad de los vascos se empezaba a resentir tras el esfuerzo.

El Madrid igualó a la baja el ritmo de juego y, como en la primera parte, volvió al partido un equilibrio inconsistente con alternativas para los dos. Ni Zidane, ni sus jugadores, parecían acelerados en busca del gol y, en uno de esos ataques que parecían llegar por turnos, encontró un penalti cuando ya no lo esperaba.

El árbitro detuvo el juego, previo aviso del VAR, para visitar el monitor y revisar el último ataque del Madrid. Ramos volvió a ajustar el lanzamiento al palo y puso al Madrid por delante. Momentos después, Raúl García reclamó un penalti por un pisotón de Ramos que el videoarbitraje no revisió.

Zidane había elegido, y mantuvo la decisión, refrescar las bandas en sus primeros cambios para renovar las amenazas, pero ni aún así tuvo minutos Bale. Entraron Vinicius y Lucas Vázquez, en sus primeros minutos tras la pandemia, pero el equipo no ganó en peso ofensivo.

El tramo final fue una tentativa de asedio de un ambicioso Athletic, mientras los de Zidane no conseguían mantener el balón para dormir el juego, incluidas amarillas que conllevan sanción para Ramos y Carvajal antes de la bronca final.