-Por fin podemos hablar con usted en una temporada que ha sido y está siendo complicada.

-Sí, bueno, tomamos la responsabilidad y sabíamos que no iba a ser fácil. Hay un buen grupo de jugadores, compañeros, cuerpo técnico, que han venido trabajando bien y somos conscientes de que al final quien manda es el míster y se hace lo que él mande y diga. Solo queda esperar la oportunidad.

-¿Como fueron esos primeros meses en los que entrenaba sabiendo que no iba a competir?

-Lo tomé con mucha tranquilidad, pero también con mucha responsabilidad, porque sabía lo que es una institución como el Córdoba. Sabía que no iba a ser fácil, pero sabía también que tenía que respetar al compañero o compañeros que han estado, que lo venían haciendo bien. Si toca esperar, toca. Un jugador tiene que ser profesional y estar preparado para cuando el míster decida tirar de uno pues estar listo.

-Estaba listo para el partido del Granada y vuelve a hacerse complicado, porque jugó esos 45 minutos y no volvió.

-Sí. Tengo esos 45 minutos, como dices. Sabíamos que después de cinco meses entrenando y no competir no iba a ser fácil. Bueno, gracias a Dios se dio la oportunidad y sabemos que hay que mejorar. Como siempre he dicho, un jugador tiene que mejorar en esto siempre. Pero agradecido a Dios porque todo lo que suma es bueno. Hay muchas cosas que aprender. Y qué mejor que con el míster, que es un gran técnico y puede enseñarme mucho.

-Moralmente debe afectar.

-Así es el fútbol. A veces toca y a veces no. Por ahora toca esperar. Espero estar listo, trabajo al cien para que se dé la oportunidad, porque sé que me va a llegar la oportunidad. Me motiva para seguir trabajando, porque considero que soy un profesional y mis compañeros me preguntan si estoy bien. Me he caracterizado siempre por no darme por vencido. Es parte de mi ADN.

-¿Le animan sus compañeros?

-Sí, la verdad es que han sido muy amables conmigo, son muy buenas personas, además de buenos jugadores. Me recibieron muy bien y eso me motivó más al llegar. Sé que hay jugadores de mucha calidad y uno trata de aprender de ellos. Juegue o no juegue para mí es importante tener estos compañeros, porque para mí es una motivación extra. Dios me va a abrir la puerta para volver a jugar y esperemos aprovecharla para estar al máximo. Estar al máximo para ayudar al equipo, que es lo más importante.

-Hay un buen grupo, por lo que me comenta.

-Claro. La verdad es que todos me recibieron muy bien. Cuerpo técnico, utileros, todos los profesionales fueron muy amables conmigo, por eso estoy contento.

-Ya en su grave lesión de hace cinco años demostró tener la cabeza dura.

-Sí. Sé de dónde vengo y lo que me ha costado llegar acá. Todo lo que pasa en la vida es porque Dios lo señala así. Venga lo que venga, independientemente de lo que sea, para mí es una motivación. Ahora que no estoy jugando es una motivación extra. Sé que tengo que dar algo más para poder jugar. Algo debo dejar de hacer para jugar y tengo que buscar qué es. Eso se consigue con trabajo y disciplina. Sé lo que tengo que hacer para mejorar, pero eso es con trabajo, con la ayuda del míster, de mis compañeros. La carrera no es como comienza sino como termina. Esto apenas ha comenzado.

-¿Qué pasa por la cabeza de un futbolista en esos primeros días, los primeros instantes, de una lesión grave?

-La verdad es que me da un poco de escalofrío recordar aquello. Lo primero, en el momento, solo pensé en que me lesioné, no sabía la magnitud. El médico me dice que es una lesión grave, no me quería comentar qué era. Le pregunté que qué pasaba, por lo que tenía. Él, incluso, me informó de que me podían haber cortado la pierna, porque la arteria se había bloqueado. Gracias a los doctores de México me la pudieron estabilizar. Pero nunca pasó por mi mente que no iba a volver a jugar. Hasta el sol de hoy nunca creí que no volvería al fútbol. Y dije, bueno, a recuperarme, porque si hay algo que me apasiona es el fútbol. Y sabía que para volver a jugar tendría que trabajar mucho. De hecho, muchos pensaron que no regresaría al fútbol. Pero soy creyente de Dios, me aferré a Dios, creo en Dios y él me tiene aquí. Para mí es una bendición poder recuperarme y estar en un gran club como es el Córdoba. No fue nada fácil, triple horario -mañana, mediodía, tarde, gimnasio, piscina…-, mucha parte médica, hasta la hora de comer, pero no fue nada fácil. No se lo deseo a nadie, pero gracias a Dios que ocurrió, porque he aprendido muchas cosas.

-La fe en Dios parece que es un extra, un plus.

-Claro. La fe intacta, mantenerse siempre alegre, contento y consciente de que las cosas, tarde o temprano, llegan. Sé que no es fácil, hay que aplicar mucho trabajo y dedicación, y luego las cosas llegan por añadidura.

-Ha disputado un Mundial, unos Juegos Olímpicos… Ha competido internacionalmente en torneos de nivel desde las categorías inferiores.

-He tenido una buena carrera y doy gracias a Dios por eso. Sí, he jugado cosas importantes en mi vida, pero lo mantengo al margen de todo, porque me gusta ser tranquilo sobre eso. No hablo, me dedico a trabajar. Lo viví y nada más. Me dedico al presente sabiendo que tengo un pasado. Ahora trato de disfrutar mi presente: el Córdoba, mis compañeros, mi entrenador y lo que pasó, pasó.

-Seguro que hay recuerdos agradables de esos torneos.

-Me guardo muchas cosas en la cabeza. Recuerdo el partido de nuestro estreno, contra Francia, y ver ahí a Benzema y pensaba “buah”, contra Benzema. Matuidi, Pogba, había muchos jugadores, muchos cracks y pensaba: “Increíble”. Para mí fue una bendición, grandioso. También en los Juegos Olímpicos de Londres jugamos contra España. Ahí estaban Mata, De Gea, Isco… Muchos jugadores buenos, también lo recuerdo bien. Neymar y Marcelo, que estuvieron en esos Juegos Olímpicos y es la conclusión de que todo es posible cuando crees en Dios y trabajas. Y eres leal al grupo, a los compañeros. Trabajar pero siendo leal al compañero que juega, al grupo y apoyar siempre, independientemente del que esté, porque eso es importante.

-¿Cohíbe en el campo, en los primeros minutos, estar delante de esas estrellas o no?

-Lo sabíamos de antes, claro, pero tenerlos ahí ya era increíble. Pero es el momento. Luego, la experiencia, a pesar de perder, para mí fue glorioso, una de las mejores etapas de mi vida. Es algo inolvidable. Pero si me preguntas con qué me quedo, te digo que me quedo con mi lesión, porque fue lo que me quitó la venda de los ojos. Ver cómo tenía que trabajar para mejorar día a día. Me sirvió mucho. Fue difícil, no se lo deseo a nadie, pero fue un momento maravilloso de mi vida, por lo que viví, por lo que me tocó vivir.

-Fue un antes y un después.

-Claro, por lo que me marcó como persona. Pero me quedo con todo, por lo que viví, por lo experimentado, por el apoyo brindado, por los que estuvieron, por los que no estuvieron. Hay Garrido para rato, pero hay que seguir trabajando.

-Un momento llamativo de su carrera es su fichaje por el Estrella Roja de Belgrado.

-Recuerdo que estaba entrenando en Honduras. Y de la nada me dijeron lo del Estrella Roja. Y solo pregunté cuándo tenía que ir. No lo pensé dos veces. Cuando ya me iba, mi agente me dice que me tengo que esperar por el visado. No entendía nada de lo que me decían allá, pero comprendíamos lo que había que hacer. Jugué 13 de los 15 partidos, no estuvo mal y para mí fue una bendición haber llegado a ese club, que ganó la Copa de Europa. Para mí fue algo que me ayudó mucho, con humildad, pero feliz. Con mi familia, que me aparta de muchas cosas y con los pies en el suelo. Trato de mantenerme al margen de casi todo y dedicarme a trabajar.

-Dónde coloca al Córdoba, ¿hay grupo para llegar a Segunda?

-Por supuesto. La idea está clara y el míster lo que nos transmite es claro. veo jugador por jugador, puesto por puesto, jugadores de mucha calidad. Para ascender. La fe está intacta, aunque sabemos que no va a ser fácil, por lo visto hasta ahora. Ningún partido ha sido fácil. Hay que seguir trabajando y por el plantel que tenemos es posible. Lo creo y lo manifiesto, pero tenemos que trabajar porque no será fácil.

-¿Qué le parece Raúl Agné?

-Un gran técnico. Pienso que tengo muchas cosas por aprender. Es un técnico exigente y eso a mí me encanta, me motiva, para mí es algo bueno. Tomo las cosas de la mejor manera posible, porque hay que escuchar para aprender. Pienso que me va a ayudar mucho como jugador. Admiro cómo entrena, cómo nos exige y me encanta. Es un nuevo reto para mí.

-¿Cómo encaja lo de que "es un bicho”, juegue 45 minutos y no regrese?

-Son cosas técnicas. Él es el que manda, él es el jefe y él considerará cuándo estoy listo para volver a jugar. Yo me siento listo, pero soy respetuoso con quien es mi jefe y me dedico al trabajo. Lo admiro por cómo es, por lo exigente que es, que me encanta. A mí me gusta, me exige porque cree que puedo dar más y lo tomo con compromiso y responsabilidad. Tenerlo como técnico me motiva para seguir trabajando.

-¿Hay algún compañero que le llame la atención?

-Todos son buenos jugadores, pero hay algunos de mucha calidad, como el caso de Javi Flores, De las Cuevas, uff, muy buen jugador. Admiro el profesionalismo de Chus, también Xavi, pero también otros. Me encanta aprender y hacerlo de ellos. Chus con 36 años es el primero en todo. Yo tengo 29 y tengo que verlo en él para aprenderlo. También Miguel (de las Cuevas), Raúl (Cámara), un gran profesional, Imanol trabaja muy bien, veo cómo se exige. Los veo y pienso: “Increíble”, y me doy cuenta del club tan profesional al que he venido. Y son un espejo para aprender. Es importante para mí saber que son buenos profesionales y puedo aprender de ellos.

-¿Un equipo que le llame la atención?

-El Marbella. Nos ganó en casa, un equipo muy interesante tácticamente. Nosotros hicimos un gran partido, pero se perdió. Es fútbol y puede pasar. También me comentan que el Cartagena juega muy bien. Pero bueno, esto es así y no jugamos solos. No es fácil, pero tenemos un equipo con la suficiente capacidad para sacar esto adelante.

-Al llegar usted el club vivía un terremoto institucional. ¿Pensó dónde se había metido?

-Pues fíjate que no pasó por mi mente. Sabía que el club era fuerte. Me mantuve en calma, en paz. Soy un hombre de fe y no me arrepiento de haber venido porque sé que tengo cosas por aprender. Me sirve mucho como jugador y como persona para que el día de mañana me toque estar listo. Confiar en Dios y en los compañeros.

-¿La segunda temporada de su contrato piensa cumplirla en Segunda?

-Amén, doy fe de eso.