Nadie sabe qué saldrá de todo esto, pero sí hay una certeza común: nada volverá a ser como antes. ¿Y eso es bueno o malo? Como decía el gran Pau Donés, depende. De momento, el deporte cordobés empieza a hervir en su verano más especial. Los campeonatos terminaron de modo imprevisto y hay quien no tiene claro si volverán a entrar en la rueda de las competiciones federadas. Hay miedo, claro que lo hay.

Si el FC Barcelona aplicó un ERTE por causas de fuerza mayor... imagínense lo que puede pasar en una entidad modesta que sobrevive por subvenciones, voluntariados y cuotas de sus propios deportistas y sus familias. El impacto no permite a muchos mantenerse en pie. Y para no caerse, mejor agarrarse del vecino. Las desgracias compartidas pueden ser caldo de cultivo de amistades que necesariamente deben encenderse con la chispa de unas circunstancias peculiares e inéditas. Todo ha dado un giro.

Rivalidades históricas derivan en alianzas estratégicas. El caso del Maristas y el Adeba es el primer gran episodio de una nueva era: ambas entidades han decidido que no hay mejor camino que la unificación de sus equipos femeninos de categoría sénior para que Córdoba pueda seguir teniendo representación en la N1 -la antigua Primera Nacional-, una competición que es la tercera en rango del país tras la Liga Endesa Femenina y la LF-2.

No se trata de aferrarse a un torneo de élite, sino de garantizar la subsistencia en un campeonato amateur. Así están las cosas. La cuestión del acuerdo entre los dos referentes del basket femenino local va más allá de lo deportivo: se trata de proteger el futuro. Al menos, tener una opción de ser protagonista cuando las circunstancias sean mejores. Estar listo para cuando vengan bien dadas porque ahora, por desgracia, solo queda lidiar la miseria con imaginación y orgullo. Pilar Carmona y Sebastián Del Rey escenificaron la alianza bajo el techo de la Federación Andaluza de Baloncesto, donde están habituados a ver cómo los clubs caen fulminados día tras día.

El Maristas y el Adeba se cogen de la mano para caminar bajo la tormenta. Su acuerdo pionero para armar el Córdoba Baloncesto Femenino (CBF) puede ser el estímulo que otros necesitan para dar pasos hacia la unión en cualquier de sus formas: una fusión, una colaboración, una sinergia... El caso es que parece que se empieza a entender que todos dependen de todos.

El plan del Córdoba Futsal

El Córdoba Futsal Patrimonio de la Humanidad también está dando pasos en el camino de aglutinar esfuerzos con otras entidades. El club que preside José García Román ha vivido a cámara rápida, subiendo peldaños desde la Tercera División hasta la Primera en siete años frenéticos. Es el único equipo de una máxima categoría profesional en la capital y ese rango le confiere un efecto poderoso: resulta seductor y su éxito no es casual. La ampliación de su pirámide desde la base es una prioridad: construye equipos propios y ata lazos con los de la provincia. No es una labor sencilla en un ecosistema deportivo muy peculiar, en el que los éxitos de uno son los fracasos del vecino.

El club de fútbol sala, ahora muy bien posicionado socialmente, vuelve a reavivar el idilio con el Córdoba emergente de Infinity. Se llevó bien con el de Carlos González -fue quien les respaldó en el momento clave de su ingreso en la máxima categoría con un aval económico- y se despegaron durante la etapa de Jesús León, cuya falta de claridad -dejémoslo ahí- provocó algunas situaciones sonrojantes para el Córdoba Futsal, que no aguantó los vaivenes y tretas del montoreño. Ahora, tras varias reuniones con González Calvo y su equipo, García Román vuelve a acercarse a El Arcángel. Harán cosas juntos. Seguro.

Del camino que siga el Córdoba CF -en una Segunda B, tercera categoría con cien equipos, no es factible- dependerá que evolucione un proyecto de «club de clubs» similar al del Real Betis, al que tan bien conocen los actuales rectores blanquiverdes. La entidad de Heliópolis tiene representación en Primera División masculina y femenina de fútbol, en la Liga Endesa ACB de baloncesto y en la Primera División LNFS de fútbol sala.

En el cajón de proyectos del Córdoba Futsal, con todo, se guardan planes para abrir secciones polideportivas masculinas y femeninas. El signo de los tiempos puede acelerar alguna de esas ideas locas de García Román.

¿Podría darse el mismo proceso en el baloncesto masculino? ¿Y entre deportes distintos para compartir gastos? Se avecinan tiempos nuevos y parece claro que llegó la hora de las alianzas. A empujones, sí, pero aquí están.