El tenis femenino estadounidense vuelve a vivir su mejor momento, una final del Abierto con dos jugadoras locales, sin que sean las hermanas Serena y Venus Williams. Madison Keys y Sloane Stephens, dos jóvenes valores, verán hoy realizado el gran sueño de disputar el partido por título del último torneo de Grand Slam. Ambas, después de las respectivas victorias que consiguieron en semifinales. Keys, decimoquinta favorita, arrolló 6-1 y 6-2 a su compatriota Coco Vandeweghe, vigésima preclasicada, y Stephens por 6-1, 0-6 y 7-5 a Venus Williams.

Las dos finalistas, que harán su debut en un partido por el título del Abierto de Estados Unidos y de un Grand Slam, lo hicieron al superar a rivales muy superiores en la clasificación mundial, y después de haber luchado con un largo proceso de recuperación de las graves lesiones que habían sufrido. Keys, de 22 años, tuvo que superar las dos graves operaciones a que tuvo que ser sometida en la muñeca izquierda durante el 2016, lo que hizo que no le fuese nada fácil volver a estar entre las mejores. «El sentimiento que tengo es algo increíble, tanto por haber llegado a mi primera final de un Grand Slam y del Abierto, como por la manera como lo conseguí y todos los obstáculos que tuve que superar», declaró Keys. «Pero sobre todo porque me he superado en mi tenis a medida que han pasado los cinco partidos que me ha tocado disputar». Keys reiteró que estaba jugando un gran tenis, que se sentía con una gran confianza, y que quería mantenerla de la misma manera para la gran final. «Será un partido muy difícil, complicado, porque Stephens ha demostrado que también tiene toda la confianza y superar a un rival como Venus Williams, seis títulos de Grand Slam, incluidos dos del Abierto de Estados Unidos va a convertirse en un reto maravilloso».

Por su parte, Stephens, que el pasado 8 de abril comenzaba a caminar para recuperarse de una operación a que fue sometida en el pie izquierdo, dijo que estar en la final del Abierto de Estados Unidos era un sueño hecho realidad, pero a base de muchísimo trabajo y sacrificio. «No tengo palabras para describir el sentimiento de haber llegado hasta aquí».