Puede resultar sorprendente, desde luego, pero la sombra de José Ramón Sandoval en el Córdoba continúa siendo alargada. Por un lado, el técnico de Humanes sigue manteniendo tibios contactos con los dirigentes blanquiverdes, ya que la relación, a pesar de lo ocurrido, no se ha roto. Ni mucho menos. Por otro, algunas voces en la entidad reconocen que el ya exentrenador blanquiverde encajaba en muchos de los deseos de los dirigentes, pero había un par de cuestiones que hacían inviable su continuidad. Y por supuesto, ninguna de ellas era la económica -parcela salvable por las diferencias relativamente debatibles-, sino las mismas por las que la relación de candidatos al mismo banquillo empieza a convertirse en kilométrica.

De ahí que la presencia del de Humanes, o más bien de su sombra, no haya desaparecido completamente y alguno se haya preguntado si llega un nuevo inquilino al banquillo cordobesista con los mismos inconvenientes que planteaba el técnico de la salvación, no sería aconsejable que hubiera seguido. Se trata de una valoración sobre la marcha, pero también un síntoma de las dificultades que está encontrando la entidad blanquiverde para encontrar a un jefe de vestuario que, desde un inicio, debe asumir que su peso específico estará marcado por el propio club.