No será esta que acaba mañana la mejor semana que habrá vivido Jon Rahm. Este mismo viernes se despidió del Andalucía Valderrama Masters, el primer torneo que jugaba en España como profesional y el primero al que acudía en territorio español como la nueva revelación-realidad del golf mundial.

El campo gaditano de Valderrama, en Sotogrande, es uno de los pocos que se le ha cruzado a la nueva estrella. "Es muy fácil estar incómodo en Valderrama si nunca has jugado en él", aseguró el jueves por la tarde, tras entregar una tarjeta de 74 golpes, 3 por encima del par del campo.

Este viernes no le fue mejor, y Rahm se fue a 75, para un total de 7 sobre par, lejos del corte que da derecho a completar el fin de semana. Un mal resultado para un hombre que promedia 69,5 golpes por vuelta, que lucha por ganar el circuito europeo y que es el quinto jugador más joven capaz de auparse al quinto puesto del ránking mundial. Lo hizo con 22 años y 9 meses (no cumplirá los 23 hasta el 10 de noviembre), y solo Tiger

Woods, Sergio García, Jordan Spieth y Rory McIlroy han sido más precoces que el mocetón de Barrika (Vizcaya) trasplantado a EEUU.

Dicen que habla español con acento americano. Una exageración, seguramente, aunque su inglés en perfecto. Consecuencia de una de sus decisiones más audaces y acertadas. Tras formarse en Euskadi con Eduardo Celles, su profesor de toda la vida, pasó a la tutela federativa en la Residencia Blume de Madrid. Pero hace cinco años viajó a EEUU para completar los cuatro años de Comunicación en la universidad Arizona State, donde de la mano de Tim Mickelson, el hermano del campeonísimo Phil, forjó el mejor historial de un amateur.

Rahm puso su humanidad (1,88 metros por unos 100 kilos de peso, según el momento) al servicio de los 'Sun Devils' de Arizona. Fue designado dos veces el mejor universitario (trofeo Ben Hogan), fue el mejor amateur (trofeo Jack Nicklaus), 50 semanas líder del ránking amateur y campeón del mundo con España en Japón (2014), batiendo con 23 bajo par el récord histórico del 'Oso Dorado' Nicklaus, que databa de 1960.

Éxitos precoces

Todo ello presagiaba muchos éxitos, pero nadie podía imaginar que llegarían tan pronto. Con 20 años ya fue quinto, invitado, en el Open de Phoenix, pero, como aficionado que era, no pudo embolsarse los 239.000 dólares de premio. "No me dolió. Yo lo veía más como una inversión de futuro, una experiencia como persona y como jugador. Haber esperado ha servido para estar mucho más mentalizado, para llegar a esta etapa profesional perfectamente preparado", explica.

Jon le había prometido a sus padres, Edorta Rahm y Ángela Rodríguez, que acabaría sus estudios en Arizona antes de pasarse al profesionalismo. Y lo cumplió. En junio del 2016 debutó en el Quickens Loans con su nuevo status y, con solo cuatro torneos ya había superado el millón de dólares en premios y ganado la tarjeta del circuito para el siguiente año. Y en este 2017 ha proseguido el idilio con el éxito. Ganó su primer torneo del PGA Tour en San Diego, luego triunfó en el circuito europeo en el Abierto de Irlanda y se situó varias veces entre los cinco primeros. "He conseguido muchas cosas que no entraban en mis planes. Ganar en los dos tours, llegar al Top 10 del mundo, eran objetivos para los próximos años. Me sorprende a mí mismo no tanto el nivel de juego sino lo constante que he sido en este nivel. Pero no tengo miedo por todo lo que he logrado este año. Siempre he tenido una gran confianza en mí mismo y gracias a eso he conseguido lo que he conseguido", afirmaba Rahm esta misma semana en Valderrama, antes de irse antes de hora, muy enfadado, como corresponde a un carácter fuerte, ganador y competitivo.

Preparación mental

Un carácter que le ha jugado malas pasadas. Tim Mickelson, ahora su mánager, castigó una vez sus malos modales en el campo con una larga sesión en el estadio de la universidad, subiendo y bajando gradas todo el día. Quien mejor lo conoce ahora es Joseba del Carmen, un vitoriano de 50 años, un gurú del 'coaching'. Trabaja habitualmente con el Baskonia de básquet y el Alavés de fútbol, y desde hace cuatro años es preparador mental de Jon.

"Jon lo basa todo en su determinación, en su interior y en su confianza. Esa es la base. Le he visto crecer. Lo que más destaco de él es la fortaleza que tiene interiormente, tiene una determinación total por ser el mejor del mundo. Es un deseo, está decidido: quiere ser el número 1", explica Del Carmen. Un diagnóstico que comparte al ciento por ciento el jugador. "Si hay gente que confía en que puedo llegar a ser el número 1, ¿por qué yo no voy a tener esa confianza en mí mismo? Las expectativas puestas en mí me las tomo con un halago", aseguró esta semana en Valderrama.

Nadie dura de que esto pueda ser así. Ni siquiera el ganador del Masters de Augusta, Sergio García. "Jon es un jugador muy sólido, no tiene puntos débiles. El talento es insustituible, siempre ha tenido muchísimo y por eso ha logrado tantos éxitos. Nadie le ha regalado nada", asegura García, que sí lucha por la victoria en el torneo gaditano.