Responde en inglés, responde en castellano, responde en mallorquín, que se trasforma en catalán peninsular cuando su interlocutor no es un paisano balear. Enric Mas era y sigue siendo el gran tapado de este Tour. De él habla todos los días, con profundo cariño, Laurent Jalabert, mientras retransmite la prueba para Francia. En él se ha fijado Christian Prudhomme, director de la carrera, y por él preguntan los periodistas extranjeros, "de dónde ha salido?".

Salió de las entrañas del noreste de Mallorca, de Artà. Se fue luego a Valldemossa, con su novia porque en la Serra de Tramontana había más cuesta que en su pueblo. Hijo de un médico y una enfermera, desde muy pequeño se vio que tenía arte y fuerza en sus piernas y que está llamado a convertirse en el segundo deportista más importante de la historia de Mallorca.

CONTADOR E INDURÁIN

Alberto Contador repite continuamente que es su sucesor y Miguel Induráin lleva años siguiéndolo. El mismo que lo miraba de reojo cuando yendo a las carreras a animar a su hijo mayor, que ya ha dejado la competición, advertía que el bueno es este chaval insular ahora residente en Andorra y que desde este viernes viste con gallardía el jersey blanco del Tour, el que identifica al mejor de los jóvenes, a los menores de 25 años.

Mas es un grandísimo escalador, que debe habituarse, claro que sí, a la montaña de la ronda francesa y a un Tourmalet que este sábado desea ser el gran obstáculo de los Pirineos y quizá de la historia del Tour 2019. Puede fallar? Pues claro que sí. Pero, a la vez, está preparado para la batalla. "Vestir de blanco aquí es un sueño. Que dos corredores del equipo estemos entre los cinco primeros de la general nos permite jugar nuestras cartas y seguramente provocar que otros nos ataquen. Pero nosotros sabremos defendernos. Yo solo quiero ir paso a paso. Pero estoy muy contento".

BUENO EN LA CONTRARRELOJ

Es un escalador que sabe comportarse en la contrarreloj y no dejarse el alma como otros de su especie. Y eso es básico para ganar un día el Tour o para acabar, tal como hizo el año pasado, la Vuelta en la segunda plaza de la general. No ha fallado ni un día, a pesar de que se dejó medio minuto en la Planche des Belles Filles. Era su primera montaña en este Tour. Ahora ya empiezan a mirarlo, pero él sigue sonriendo porque se lo pasa de fábula corriendo el Tour y luchando en la general y con Egan Bernal, que lo tiene pisándole los talones, por el blanco que debe definir al mejor chaval de la carrera, un color que siempre se asocia a un futuro ganador de la prueba.

"Sí. Vamos a defender los dos maillots". El sacrificio por Alaphilippe no pasa por su cabeza. El Ineos seguramente atacará y el Soulor, la primera de las dos cimas de este sábado, puede ser el territorio para un Movistar que necesita ir a la desesperada con Landa y con Quintana. Él debe estar tranquilo. Y lo sabe.