Un contraste más que agradable tras una semana convulsa coronada con la manifestación previa en El Arcángel, que incluía un recibimiento al equipo, que correspondió agradeciendo y aplaudiendo a los cientos de aficionados que le pedían que ganara al Villarrobledo. Y lo hizo, así, de forma tranquila, agradable, casi como si nada hubiera ocurrido. Un Córdoba CF que apunta cosas a futuro y del que se debe esperar que en esta ocasión esos apuntes no queden en bosquejo. Hay equipo, plantilla y, ahora, parece también que ideas.

La primera parte de este Córdoba CF que intenta construir Raúl Agné fue mejor de lo esperado teniendo en cuenta la horrorosa imagen ofrecida en el anterior compromiso, en Talavera, y la semana convulsa vivida en el club. Cierto que fue irregular, que por momentos los blanquiverdes se mostraron demasiado planos en el juego. Agné varió el esquema con un pivote, Imanol García, por delante de la defensa de cuatro, y un delantero, Juanto Ortuño. En medio, un inspiradísimo Javi Flores formaba tándem con José Antonio González, al que se le resiste el gol. Las bandas, para Zelu y De las Cuevas.

El de Mequinenza se empeña en que el poseedor de balón tenga varias líneas de pase, más allá de las obvias (hacia atrás, a los costados), con dos hombres por dentro, buscando las espaldas de los mediocentros rivales. Le funcionó en parte, pero en cualquier caso es un buen inicio para intentar generar algo, para intentar comprobar a qué juega o a qué pretende jugar este Córdoba CF. De ahí que haya que aprobar con holgura al equipo en ese primer acto, comandado principalmente por el de Fátima. Quiere y puede el capitán y este equipo es muy diferente cuando él se encuentra ausente. Ante el Villarrobledo volvió a demostrarse, un rival que, por cierto, intentó jugar, que no vino a El Arcángel a encerrarse descaradamente, ni mucho menos.

El de Mequinenza varió el esquema, pero lo mejor es que parece haber encontrado el camino

A pesar de todo, a los locales les costó arrancar y en los primeros 20 minutos apenas aparecieron por la puerta de Salcedo con un disparo raso y flojo de De las Cuevas, sin dificultad para el portero manchego. Pero la segunda mitad de ese primer acto sí que fue claramente blanquiverde. Javi Flores lo probó con un disparo que salió rozando el larguero tras una buena jugada del equipo. En el minuto 26, José Antonio González probaba de cabeza la que sería gran ocasión, unos minutos después, del Córdoba CF. El segundo cabezazo del pontanés dio en el larguero y dejó claro que el equipo de Agné funcionaba. Con intermitencias, sí, pero era suficiente. Tras un nuevo disparo raso de José Antonio González, en el 35’ llegó una opción para el Villarrobledo en los pies de Montero, al que respondió Becerra con una buena parada. Y en el 42’, el gol, un golazo por la elaboración, a cargo de un Javi Flores que se marchó en oblículo de varios contrarios hasta entrar en área y su disparo, que ya merecía el tanto, fue aprovechado finalmente por Ortuño que, de cabeza, ponía el primer tanto en el marcador.

Pero si ese gol dio tranquilidad en la marcha a los vestuarios, aún más tranquilo quedó el Córdoba CF nada más regresar de ellos, ya que Javi Flores anotaba el segundo tanto, lo que mató definitivamente el encuentro.

El Villarrobledo justificó sobradamente por qué no ha logrado aún puntuar lejos de su campo: tantas buenas intenciones como inocencia en los últimos metros. Por más que el Córdoba CF dejó que manejara algo más el balón apenas si tuvo una opción en un remate de cabeza y en un extraño de Becerra, mientras que los locales tuvieron claras ocasiones cerca del minuto 70, ambas a cargo de Ortuño tras contragolpes de Zelu y Fernández.

Raúl Agné dio descanso a Javi Flores, reaparecido tras un mes de lesión y que fue sustituido por Moyano. Poco después entró Gabriel Novaes por De las Cuevas para cambiar el esquema y el conjunto blanquiverde tuvo una ocasión para lograr el tercero, a balón parado, tras un cabezazo de Imanol a un saque de esquina (min. 79). El brasileño, precisamente, tuvo una nueva opción de aumentar el marcador tras un contragolpe, pero la salida de Salcedo evitó problemas mayores para los manchegos, que se mostraban incapaces de ni siquiera preocupar a la zaga blanquiverde. Pero incluso ante rivales inferiores este Córdoba CF, en un pasado nada lejano, también mostró la cara amarga, oscura. No ocurrió en esta ocasión. El partido terminó casi como empezó: de manera plácida, sin estridencias ni brillos extraordinarios. Como decía un aficionado nada más pitar Sánchez Sánchez el final del encuentro: «Por fin un partido tranquilo».